sábado, 1 de marzo de 2008

Tierra infinita, honda..._Poema de André Cruchaga

Ilustración: Wassily Kandinsky





Tierra infinita, honda…




Hay un mundo de ríos quebra
dosy distancias inasibles…
Federico García Lorca


Tierra infinita, honda, donde el suspiro ahoga
Su templanza,
Y la fatiga cierra sus ojos, brazos desvanecidos,
Allí, donde las aguas subterráneas de la madera,
Bañan el cuerpo en ciego descenso,
Lento descenso de la carne entregada.
Jamás es total la vida en las horas diarias:
Siempre falta luz frente al abismo,
Habitantes de un mundo colmado de vacíos
Y arenas cuyo polvo lamen lenguas de siniestros escarabajos.

Las ventanas se vuelven espacios sin destino.
El día o la noche, alambradas, cruzan como alfileres.
El cuerpo es tierra gozante. Aunque ya no se nace;
Ya no se vuelve al beso, ni al pan arrebatado
Al césped cálido de los poros,
Ni al barco de los parques donde la ciudad
Es un reloj de oxidados guacales
Y cada quien huye con su túnica mojada.
Vivir es una extraña sensación de náufragos:
Aguas profundas asedian los tejados,
Apetitosas alucinaciones quiebran la risa,
Sombras quedan en el silencio mientras se muere:
Nada gira entonces en el absurdo del frío,
En desuso queda el ayer y hoy, el carbón de la noche;
Nadie ha sido en la soga del sol.
La vida juega a un calendario de imágenes inciertas:
Arde y, sin embargo, es casa de escombros,
Insomne sillón de espejos,
Donde sólo la memoria de otros, desafía,
La sal del espejismo.

Tierra infinita, honda, donde habitan
Ahogados pájaros e insomnes luciérnagas.
Allí todo afluente borra ferrocarriles
Y los senderos, sin oxígeno, empollan
Estériles frazadas.
La muerte irrumpe siempre, sin límites:
Mira con sus ojos de piedra
Y toma la carne hasta hacerla a la medida
De los ataúdes,
—inmóvil luz en el confín ávido de la tierra:
“flecha aguda en rebaño de luces, sin aleros”
Barataria, 01. 03. 2008.

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