domingo, 19 de junio de 2011

ARDE LA LLUVIA DEL CUERPO, DESPEDAZADA


Arde la lluvia del cuerpo, despedazados pañuelos de este oleaje
de trajinar en medio de antiguas identidades; consume
desde la ventana de los poros, huésped la sal que meció los alelíes
del cansancio y la desconfianza; también la duda ha saltado
de su recinto de sombras, los vedados paraguas del follaje:
Imagen de André Cruchaga






ARDE LA LLUVIA DEL CUERPO, DESPEDAZADA




El camino de tierra que conducía al manicomio
se despliega otra vez como los ojos…
ROBERTO BOLAÑO




Arde la lluvia del cuerpo, despedazados pañuelos de este oleaje
de trajinar en medio de antiguas identidades; consume
desde la ventana de los poros, huésped la sal que meció los alelíes
del cansancio y la desconfianza; también la duda ha saltado
de su recinto de sombras, los vedados paraguas del follaje:

la realidad siempre es otra, y no la que ven nuestros sentidos,
por eso existe la confusión y de pronto se alargan las distancias,
las paredes del insomnio, el hollín del desvelo con su secuela
de sombreros mortuorios. —Quizá debamos entender la lluvia marga
de la breña, descifrar el sangrado mortecino de la polilla,
entender la fugacidad del viento, decirle adiós a los días que caen
como castillo de naipes. Siempre resulta difícil adueñarse de la luz
de las ventanas, descifrar los mensajes del arrepentimiento,
no permitir que los recuerdos conviertan en sal el calendario,
ni en hollín el trabajo diario del tiempo. (Ante la adversidad,
son necesarios trocitos de paciencia; ante lo insensible,
el mejor antídoto es la indiferencia: así he salido de la locura
y bebo de los manuales que escribí junto al espejo.
Aunque desde luego, no hay recetas, ni arte culinario que valga
para atizar los ojos o quitar las máscaras que pululan como seres normales
en la calle de todos los días. Evito el prurito de las almas contritas:
pienso en la fetidez del cielo: ya antes, la ambigüedad
atizó mis sentidos; lo irracional mordió las cortinas del aliento.
Descubrí los significados desvanecidos de los centavos con un puñado
de tierra putrefacta en la boca. Nunca ha sido fácil entender el ADN
de la luz, el gris de las palabras con piñatas, el arco iris a punto
de ser daga. A tiempo he descubierto el chip de las simulaciones,
el inconsciente anterior a la escritura.)

Ahora debo entender el suicidio de cada uno de los días:
aquel puñado de relativismos que la gente común no entiende;
transitar las magnificencias del futuro con esos pensamientos
fundamentalistas de las esquinas: a menudo sesgamos la lucha
diaria con la intriga; nos persignamos, pero envenenamos
con el desastre los propios pensamientos.

Después de tanta violencia vivida, lo único que deseo es ascender
al sosiego despojado de alambradas y otros materiales deleznables.
Ha llegado el momento de decirle adiós a toda pesadilla:
los ruidos en vez de los destellos; la ficción en vez de lo real.
Todo ha sido atroz: junto al sarcasmo, el pecho vencido por el humo;
junto a la red de los pescadores, la podredumbre de las estaciones,
los cielos filtrados en los andenes, la piel mordida por el desmayo…

Barataria, junio de 2011

9 comentarios:

LEDESKA dijo...

Tomo tus palabras.. la realidad es otra y no la que ven uestros sentidos.. que preciosa frase y cuan real la hago mía.. la distancia fue dolorosa se fue sin palabras sin un adios.. doliendo en los ojos que miraron siempre tus ventanas y mis labios.. hubo sudor con el humo del sur que imagino tu voz.. pero fue preciso hablar y no llebarse los paraguas mojados y cerrar la boca.. siempre espere encontrarme con tu despavilamiento..

Ledeska

André Cruchaga dijo...

Muchas gracias, LEDESKA, por tu visita y dejar tu comentario respecto a las impresiones que te causó la lectura del poema. En las paredes del poema hay lluvias e incendios. La escritura siempre tiene mil oídos.

Gracias, de nuevo, y feliz domingo.

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

Pues, en este abatimiento del poema -André- hallo destellos de esperanza lo que me hace suponer que en el contexto hay un asimilamiento a lo dolido, una propuesta dada al lector. Yo lectora-tu lectora- arriesgo los canales de mis venas por cada duelo que te inunda y cada esperanza que te ensancha los cuadernos.

Y bueno, esperemos que la llovizna pase... que luego de la tempestad se escampa y salen soles y luceros, lunas y hasta las nubes de tormenta cuelgan sus negruras en las escarpas.

Besos infinitos, Poeta.

Marina Centeno.

André Cruchaga dijo...

El poema se construye así, Marina, se deja ir, emerge, brota, según la cosmovisión del poeta. Es poesía en la glorieta de las aguas. No siempre el poema constituye acontecimientos personales, que es diferente "personalizar los temas", a fin de plasmar o hacer encajar, los pensares y sentires, de los lectores. A menudo dolientes lectores. Porque en tu caso, eres lectora, pero suspicaz y avezada en estos menesteres.

UN agrado junto a mi agradecimiento.

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

Pues gracias por el halago, Poeta, bien sabes y no escondo que acudo a tus terrenos para cosechar los frutos y aunque tu razonamiento entre el "personalizado" y acontecer personalmente desde un punto de partida del "yo" parece que fuera lo mismo, cierto, cierto, cierto que hay un distancia enorme. Y aqui entre "nos", te diré que es inevitable que el lector no intente la búsqueda del autor entre el poema, pero sin duda y lo afirmom que el plano principal es la emosensación (qué palabrita me aventé, jajaja!) que produce el poema, lo que ofrece, el temblor, la semejanza... luego vendrán los otros pormenores que no por diferidos dejan de ser importantes ya que en poesía todo lo que sucede en torno a un texto es importante y hablo de la importancia de la interpretación de una lectura, ya sea a la primera, segunda, tercera o cuanta lectura se ofrezca.

Me encanta este diálogo contigo! gracias por permitirlo.

Un beso.

André Cruchaga dijo...

Tienes razón. Sólo que yo lo veo, más allá de la implicación personal, como el poeta que cuenta desde la poesía o, mejor dicho que desdobla conciencia y subconsciente para abrir el ojo cerrado de los vientos. Y vuelvo, también, al poeta cronista haciendo peripecias desde lo onírico. Y algo más, a los poetas, nos está vedado descifrar los laberintos; nos toca estremecernos ante la palpitación posesa de los espejos. Estremecernos, sí, frente a la claridad u oscuridad de las cosas.

Un abrazo y agradecido por tu comentario.

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

No olvides que el ofrecimiento es al lector aunque algunos escritores difieran en ésto, yo afirmo que se escribe para ser leído. Este vouyerismo al que nos sometemos (me incluyo) hace palpitar las emociones, hace temblar nuestros resquicios más íntimos y dejamos impresos en el cuaderno las primeras vocales del coito, el enredo de las vísceras, y evolución del desamor... en fin, tal vez desde el plano onírico transfiguramos la realidad al pasar el dedo sobre el espejo empañado... pero un lector suspicaz como le llamas, ve a travez de esos horizontes neblinosos y se busca y te halla, y te halla y se mira, y te palpa y se palpa... es un espiral de sensaciones....


Besos.

André Cruchaga dijo...

Sin duda el lirismo bien entendido conlleva estos riesgos, a diferencia de los exteriorismos o el sentido épico. Recuerda que a mí me sigue calando hondo el existencialismo de Sartre, con los matices propios de mi entorno. Mantener una línea en poesía es dificil, creo, pero es lo que a fin de cuentas da la peculiaridad y en definitiva el estilo. Los temas se perfilan a partir de esta condición existencial, agónica del ser atrapado en las telarañas del combate diario.
De nuevo te agradezco las digresiones.

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

Mantenerse ecuanime es lo dificil; ir tras una línea crea cierto paranoismo, yo creo -André- que no se persigue sino que se estudia, se intenta hasta llegar al meollo, de ahí surge eso que llaman "estilo" (entrecomillado) y que pocos llegan al dominio, incluyendo lenguaje, estructura, temática y sus aborde.

Y cuando se halla por el camino una cueva única y peculiar, es imposible NO SALIR ILESO DE ELLA, no buscar acomodo en sus butacas. Eso me pasa con lo tuyo. YO no sé de tus días, ni tus enredos, ni las marismas por las que hallas naufragado, ni las pobrezas contadas con los dedos... no sé de ti más de lo que leo, que es mucho mas de lo expectado... ésto es poesía: lo que ofreces, lo que dejas a manos llenas, sea la única lectora o sean cientos, aqui esta y en este momento es mío.


Salud, Poeta.