André Cruchaga, visto por Lucian Opriceanu (Rumania)
VERSIÓN DE LOS OJOS
(MONÓLOGO)
Recordado tapiz, enjoyado por los donceles madrugadores,
saltando entre banderas con la cara quemada de los
bandoleros,
con los guitarreros que les llevan agua a los caballos
y con las dormidas anémonas falsas de la mujer
despreciada.
En las endurecidas endechas de las azoteas
que borraban las noches notariales
que si se abrían sobre la muerte, pestañas y peinecillos
grises del estanque recurvaban como un barco amarillo.
José Lezama Lima
¿Cuántos
ojos ciegos están o han quedado atrapados en su propia memoria? ¿Cuántos sin no
ver miran? ¿Cuántos sentidos mitigan la noche del mundo? Uno vive esa
acumulación de experiencias, el peregrinaje continuo hacia la vivencia. Cada
tiempo se va haciendo una atalaya histórica y aún hay mucho por recorrer aunque
sólo sea a través de las ventanas. Nadie que yo sepa está exento de todos estos
resfriados, de la gangrena, de la genuflexión.
Nadie con la boca abierta frente a los ruidos, nadie ante el pálpito de
cabeza micro cefálica. Sé de seres que viven atrapados en una lágrima, en la
piladera insomne de la historia, o en la horqueta de sus ansias, o en la
dentadura postiza de la incredulidad. “A veces no hay otra salida más que la
del olvido, ciertas inocencias/ como las
tormentas inesperadas, ciertas imágenes con flecos, parecidas / a la
castración. Huelo los perfumes proferidos del anís./ El espejo atrapa, sin
duda, cualquier resplandor, —usted que padece / de histeria lo sabe, incluso
conoce el lenguaje frío de la sed o los letargos./ Sospecho que nada es nuevo y
que vivo atrapado en la posibilidad hiriente/ de una lágrima, o añorando
aquella vagina amarrada a mi boca.” Sólo
que el olvido puede ser una trampa. Aquí nos golpea, pintarrajeada la política
de todos los días, es una viuda negra y usted lo sabe. Aquí hay agujeros por
todas partes como las cloacas cuya misión es el ahogo. Galopan con su frenesí
peculiar las alcantarillas, las cotizaciones y el desuso ideológico que llega
hasta los calcañales. Vivimos atrapados en esta suerte de Sodoma, hasta dónde merecemos esta almohada de
la medianoche histórica, sin que la estupidez cambie y siga aquí como un vulgar
prostíbulo. A uno lo cubre esta realidad de ignominias como una enorme máscara
de botas y jaulas, de ciénaga y búhos. Existe
un flagelo de codos apuñados y una bóveda país con momias, y noticias distintas
a las pesadillas que vivimos diariamente. Ahora no siquiera el humor negro
tiene sentido, no lo tienen los analgésicos, ni de los dedos de la oscuridad
que te señalan en un santiamén. Otros seguramente viven atrapados en los
desmayos de su propia identidad, pero eso no está en el poema, pertenece a otro
ámbito y a otras personas y a otro lenguaje. Hay abandonos superiores a la
voluntad de quien los padece. Quién puede apelar con golpecitos de pecho ante
el cieno enraizado en algunas conciencias, quién a fin de cuentas rematará
nuestras vidas, al tiempo que nos queda y que se nos haga vivir con trampas. Desde
el pórtico del alba, uno ya está atrapado en esos desgarradores espejos del
país y en sus clubes de fanáticos que por cierto no son pocos. También se
decapita haciendo de los disturbios un hermoso panorama. Debo suponer que hay
días que nacen para que uno los salte, o los asalte, aquí no hay mayor
diferencia semántica. En el baile de la oscuridad, laten los pedacitos de
historia, es decir del mundo arremolinado a golpes. Alguna vez, en algún atril
silban las palabras de los niños, o se siente ese nudo de ellas en la garganta.
Uno está a merced también de las aceras húmedas, del bajo mundo de la ofrenda y
el madero, de ciertas ceremonias que carecen de estupor. Uno sabe que el dolor
gotea desde las pestañas, desde los silencios empujados por el galope. Uno sabe
de toda la plusvalía que tiene el sollozo, la aflicción. Sabe de los asideros
del pillaje y sus amaneceres de mosca en vuelo. Duele vivir atrapado en las
osamentas y heces de la historia. Sé de quienes bailan cualquier son y los
disfrazan de actitud plural no beligerante. No me pueden dar un abrazo y,
simultáneamente una bofetada. Hay bocas y zapatos que sólo nacieron para ocupar
un cuerpo, por desgracia. En adelante será mejor ser estatua, sería el mayor
disimulo dentro del espectáculo. Lo más novedoso de toda la novedad
posible.
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