domingo, 1 de octubre de 2023

DISFRAZ CON ESTRÍAS COMO DIRÍA KEATS

 

©Pintura de Joan Mitchell


DISFRAZ CON ESTRÍAS COMO DIRÍA KEATS

 

 

¿Cuántos rostros caben en un solo disfraz? ¿Cuántas apoplejías

inundan la risa? Oscurece el espejo cuando asciende el aliento,

nos muerde el viento con su desafiante clandestinidad:

de alguna manera la historia no cabe en un solo rostro acostumbrado

a la lógica letal del tiempo; buscamos el comienzo de todo mientras

la vida transcurre en la bestia. Las palabras visten la desnudez.

Deambulo entre calles «satinadas de humedad y doblajes absurdos.»

Siempre somos ese clown que ríe y llora el drama del vuelo,

callamos ante el domo del tiempo, lloramos en el árbol de ceniza:

(siempre el espejo nos habla de lo indecible más allá del lenguaje

y los pensamientos. Mordemos las crueldades del mundo.)

De pronto, somos tantas vidas en el fango que es locura

todo lo que el ojo incendia en medio de las sombras.

Desde los sueños somos siempre el disfraz que reinventa la moldura

de cada momento de asedios y lóbregas coyundas de catecismo.

Entre la cruz inminente de la gota del alba, un cristal de niebla,

habita la horqueta doble de los ijares, el césped que soporta

los destellos. Somos la nomenclatura del asalariado entre profusas

pistolas forjadas para hoscos museos de libertad.

Todo acaba siendo degradado a mueca, no a simple pasatiempo.

No sé si valga la pena seguir buscando un alambique de monedas sucias

en la respiración de lo insólito, o guardar silencio en el motín

de los hacinamientos del tótem arrancado a los sueños de animal herido.

 

San Francisco, California, 2013

 

Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga


miércoles, 27 de septiembre de 2023

DESTELLO DE LA ROSA ENFERMA DE BLAKE

 

©Pintura de Joan Mitchell


DESTELLO DE LA ROSA ENFERMA DE BLAKE

 

 

Siempre me pierdo en el destello cotidiano de la ciudad.

(Un destino de migajas con toda la bitácora de mi orfandad; resumo

en ella, la rosa enferma en el espejo de mi vigilia.)  

¿Olvido el justo tiempo del día y sus comensales?

—Madura la melancolía del desierto de sed como una lluvia inmensa

en medio de los ecos amarillos de un horizonte ondulado de vitrales.

Inundé mis incendios de trenes, de pájaros y sombras de hastío:

volví a la vida después de ver los candiles encendidos;

afuera, en las esquinas de las alacenas, las contradicciones proféticas

de reír con frío en la memoria y el aleteo de esparcido granito.

(El olvido es una noche infinita de vacíos en donde sólo son posibles

los conjuros disecados, y esta fealdad sin recompensa de habitar

el mundo de los párpados despedazados.)

Por cierto, cualquier analogía con la luz ya es ganancia:

mundo y sueño horadan mi pulso con sus aletazos grises de viejo

turbante. Añoro, en la oscuridad, una persiana de lozana respiración.

Un resplandor de galope sobre la desnuda estatua de mis ojos,

una ráfaga de vagones en el territorio del pecho.

Una muerte absorbida navegando en tu isla de transparente relámpago.

Las entrañas sordas marcan la sombra de tanta hostilidad.

En la concavidad de mis manos el hombre con sus tumbas sangrantes.

 

San Francisco, California, 2013

 

Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga


jueves, 14 de septiembre de 2023

LABERINTO

 

©Pintura de Joan Mitchell


LABERINTO

 

 

No hay camino sin que embista la ceniza plural del aliento.

(Juego al bestiario y al vértice del delirio,

a la anatomía alada de los peces y a las ausencias ácidas del tiempo.

Juego al oleaje del paraíso entre cobijas, a los argumentos duplicados

del fuego, al océano que me despierta debajo del muelle.)

Nada tiene sentido en las concavidades del eco, ni las extrañas redes

de la espera y el crepúsculo: estoy cansado de soportar la historia

y los jardines encalados del suspiro, las afonías amarillas

de la piedra; a ciertas horas todo es indescifrable,

día y noche la opulencia de las telarañas, el tableteo de las barajas,

los umbrales sajados por el viento, los ávidos secretos

como una lanza con sus sopores innombrable.

Ante mi propia naturaleza, la inclemencia soterrada del sollozo.

Ante los callejones desaforados de las ruinas, el atrio del cataclismo.

Frente al arcano, la rosa del sigilo, la transgresión superior

del minuto, aquella naturaleza ardiente a la que siempre aspiro.

Lejos está la ternura y cerca la gracia frágil de la Esperanza.


San Francisco, California, 2013

Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga



viernes, 1 de septiembre de 2023

TODAS LAS MUECAS POSIBLES

 

©Pintura de Joan Mitchell


TODAS LAS MUECAS POSIBLES

 

 

Allá en la forma del ave, sanadas las cenizas del mar muerto

de los jardines, tu cuerpo claro sobre la losa que cala los poros.

Demasiado espasmo para sortear este mundo poco inocente.

Algo parece irresuelto en los aturdimientos y la oscuridad estática.

Sobre la mesa, la sombra inocua de los días de constante ahogo:

(el celofán del aire sobre las hojas artificiales del vendaje.)

Para ser libre, el tiempo sin alcantarillas y los peldaños absolutos

de la escalera sin nicotina, ni agónicos sollozos:

al final uno sabe que las alas funcionan como un vilano de sueños,

que el camino del pan es angosto como los túneles.

A los fuegos de la sangre hay necesidad de quitarle lo agridulce,

desarrugar los guantes y coger al vuelo las mariposas.

En la punta del placer memorable, la lengua del fuego acaba siendo

un agolpamiento de saliva de irrevocables peces,

la red salina de los litorales, la plena herida que subyace en la brizna.

O la siempre agreste desnudez del otro lado de la entraña.

A nuestras espaldas, el puente como un centinela trocado por pájaros.

Nunca pudimos preservar la felicidad para liberarnos

no de la infinitud del placer, sino de las cortinas resbaladizas

de los muelles apoltronados en la herrumbre.

 San Francisco, California, 2013

 

 Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga


domingo, 27 de agosto de 2023

INTIMIDAD

©Pintura de Joan Mitchell


INTIMIDAD

 

 

Todo el tiempo me recuerda los linderos de la espiga y la huida.

Desde la boca al abdomen se condensan los latidos de la materia.

Dentro del torrente, la penumbra desgarradora y frenética.

Nado en su candor pretérito, ahora, todo a contracorriente.

El ave al momento en que se transforma en camino:

cualquier día vivido dista del presente engullido por la memoria,

cualquier claridad puede gritar a los cuatro vientos del vacío,

mientras la voz hurga en las lavanderías

de las pupilas rojas del deseo y la ternura del deletreo impuro.

No hay ámbito indulgente para los coágulos de esperma hacinados

en el albergue de la memoria o en el óxido que nos sobrevive.

A veces es la noche la que separa las aguas confundidas:

ahí las horas en la antesala recurrente de las ojeras.

(No existe fuga más sutil que deshacer la túnica que envuelve la sed

de metamorfosis en la concavidad del cuerpo.)

Hoy he respirado la tierra antes de entrar al nuevo calendario.

Entre trenes y taxis, la inmensa brevedad de la brisa en los jardines,

la orgía del frío desde el cielo, la primavera leve en una hoja.

 

San Francisco, California, 2013

 

 

Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga




 

martes, 22 de agosto de 2023

DESIERTO

©Pintura de Joan Mitchell


DESIERTO

 

 

Vivo un tiempo donde la piedra es sangre y la desazón martirio.

No sé si esta inmolación es otro despertar de la conciencia

o simple zarza de muecas ahogadas en el bamboleo del vacío.

Todos los días se tornan aguas insondables:

noches como perros furibundos en el fuego incesante del alfabeto:

todos los miedos —ásperos, por cierto— roen el alma.

Con mi única lengua, lengüeteo los rieles tibios del paréntesis.

A veces pasan las muchachas y se quedan grabadas en mis ojos;

de repente las cabelleras pintadas en Rock Bar o Music City.

Borrosos e imprecisos los paisajes presurosos del viaje, los vestidos

que rebasan los límites de Stairway to Heaven.

Turbia ciudad plagada de miedos nocturnos, madrigueras de collares

donde se fuman rosarios de impaciencia y tartamudez.

Desaparecen las luces en la corporeidad opaca del fuego

desvanecido, amén de los ebrios que emprenden su propio viaje.

 

San Francisco, California, 2013

 

Del libro: «Burdel Bahía St.», 2013

© André Cruchaga


 

martes, 1 de agosto de 2023

JARDINES SUSTITUIDOS

Remedios Varo, El flautista, 1955


JARDINES SUSTITUIDOS

 

Me acuerdo de una música fresca, desnuda y madura

Me acuerdo de un reloj de lata y un trencito de chocolate…

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN

 

Desde oscuros jardines la calle abre sus calles vacías somos

«amantes muertos, incesantes estanques cegados

por las piedras.» En el cielo se ahorcan las gargantas: un trino

de huesos cava en mis ojos, un invierno de relojes oxidados

arruga los rituales de la risa. Todo es profuso

en los candelabros de la noche y en las esquirlas del sexo

que nos dejan los trenes. Arde de rodillas el pecho

en los engañosos juegos del poder. Un canto de vinagre

se ensimisma en los cascos del galope: siempre hablamos

a los muros del país y a la noche que nos amarra el cuello

y a los dientes que desnudan nuestro drama.

A los ciegos siempre nos toca tropezarnos con los ataúdes,

pese a los clavos que sustituyen a los jardines.

A la oscuridad de la tormenta, pájaros disecados dormitan

desnudos sobra una piedra; ahí las flores disecadas, la desnudez

expandida bajo la losa, eleva locomotoras de humo

y ríen los pájaros colgados de una rama de ceniza.


Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga


 

jueves, 27 de julio de 2023

VITRINA

Alberto Giacometti, Bola suspendida, 1930-1931 (versión de 1965). Yeso, metal y cordel, 60,6 x 35,6 x 36,1 cm. Fondation Alberto et Anette Giacometti, Parí


VITRINA

 

No hay ojos que llenen la ausencia,

sino presencias que vacían el ojo.

ANTONIO ARROYO SILVA

 

Yo sé dónde se guarda la alegría y sus maniquíes, sus muebles,

botellas y jaulas. Se oye cuando el amarillo de las monedas

inunda la habitación y la noche se deja sentir en una gota

de nostalgia. (A veces el calor de su piel derrama una botella

de primavera en mis ojos y golpea de extremo a extremo

la conciencia.) En un charco de ausencia y desnudez, la vitrina

imprecisa de la tarde acorrala el arpa contenida en los ojos;

en la presencia imaginaria un río nos rescata de la muerte.

Todo cabe en esta locura que tiene una barca de embeleso;

en medio de lo traslúcido del cristal el oasis de su luz, ínsula

de labio a labio, que la boca contenta con su existencia

de mundo forjado o de fantasma. Uno sueña con el grito

de las constelaciones y es imposible acoger y retener su éter.

 

Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga


 

viernes, 7 de julio de 2023

OMNIPRESENCIA

©Pintura de Joan Mitchell


OMNIPRESENCIA

 

Hogueras pálidas revolviéndose al borde de las noches

Corren humos difuntos polvaredas invisibles

PABLO NERUDA

 

 Siempre usted en todos los lugares que habito. Me asfixia súbitamente la ternura de las hojas desteñidas que caen sin cesar. No importa si estoy sobre un mausoleo, o perdido en el insomnio de mi sombra de perro trasnochado. Será el silencio el que suene en el vacío inextinguible de la ciudad, igual que una luna yerta en la ceniza. Será un amanecer decrépito en un prostíbulo donde cada uno pierde la noción de certidumbre. Será la llovizna acuchillada en la joroba que cuelga en nuestras paredes. No cabe en el ojo de la aguja toda la niebla que guardan las sienes en el sexo desesperado bajo la lluvia. (A veces se vuelve trágica esta impotencia de ser niño en la luz que consume la omnipresencia de la muerte.) Por ahora, no encuentro la salida a esta confusión que amanece en las escamas de las manos o en el pecho hundido por una mordida.

 

Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga


 

miércoles, 5 de julio de 2023

ALMA QUE HUYE DEL SUEÑO

 

©Pintura de Claude Cahun y Marcel Moore, Confesiones sin valor: Lámina I, 1929-1930. 

Fotomontaje, gelatina de plata, copia de época, 39 x 26 cm. Colección privada


ALMA QUE HUYE DEL SUEÑO

 

I must forget

And let my tortured thoughts seek that repose

Which corpses find within the tomb alway.

MARY SHELLEY

 

 Aquí la ausencia tiene la fisonomía de los chiriviscos y de las palabras mudas que incendian sin desvanecer la noche ni los dioses. Causa turbación y nos confunde el montón de tierra sobre el cuerpo, aquí se clava en mi pecho la sombras del ciprés y una sed nueva: aromas secos sobre la hojarasca, escombros de un tiempo que lo esculpe todo. Largos viajes en una escalera de dudas, ambiguo planisferio el humo entre dolor y desafectos. Tras las ganzúas extenuantes de los desollamientos, la voz que clama en medio de una marea de piedras. No hay nada humano ya, en el cuerpo de un país que se diluye en las sombras. En esta realidad que nos apremia, entramos como huéspedes al abismo sin abrir los ojos. Aquí solo tratamos de remendar las velas que forman un enjambre alrededor del umbral.

 

Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga


domingo, 25 de junio de 2023

EDAD INCIERTA

 

©Pintura de Joan Mitchell

EDAD INCIERTA

  

Y me quedo mirando el mundo sin ojos, algún día el aire roto, sobre la piedra circundante la madera. El pecho quemado entre multitudes extrañas. Sin fotografías las arterias rotas, lo que fuimos en el frescor de las certezas. y este morir desenfundado de la piel. Años junto a la fumarola de su risa, adolescente desnudez de las mordidas bajo un corazón de flauta. Una herida de cansancios sangra en las calles con sabor a vinagre y despojo. Una medianoche nos enreda para no mirarnos, un incendio de cántaros arde en los costados. Detrás del muro de esta fosa, los ecos de la infancia asfixian y cavan en lo hondo de la espera: ahora, todo es surco de silencios en la boca. Una calle de sombras alarga su lengua de miedos hasta hacer de la noche áspero asfalto.

Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga


lunes, 19 de junio de 2023

SUSTANCIAS VULGARES

 

©Pintura de Joan Mitchell

SUSTANCIAS VULGARES

 

Hay algunas sustancias solemnes en el aliento: la ceniza súbita que reemplaza al sollozo. Para nosotros el dolor tan cotidiano se ha tornado otro cuerpo en el sueño. Las ansiedades, cuyo río profundo, ahogan las páginas escritas para el olvido. Somos en el país que anoche cada día un muelle irreparable. La sal de neblina que borra el agua de las alacenas y el pez en el trasmallo de la voz, son irredimibles como herencia de la noche. Después de todo, calles y carne mías son banales, convocadas para la sobremesa de unos brazos imposibles. El hastío adquiere proporciones inusitadas y brumosos antros de inmortalidad. Estéril es aquí una lágrima dentro del ruego de los zapatos, un ojo de pronto que se asusta en los burdeles.

 Del libro: «La crypta de Daphne», 2020

© André Cruchaga

©Pintura de Joan Mitchell


jueves, 1 de junio de 2023

PRIMAVERA EVOCADA

 

©Pintura de Joan Miró.


PRIMAVERA EVOCADA

 

 

Y tienes que venir a mi memoria / como un ángel dormido,

Exhausto de haber amado tanto/ mi boca transigente y lúcida.

LUIS MIGUEL RABANAL

 

 

Aquí un sendero de poluciones en las ojeras del firmamento con su afán de tránsito, el cuerpo de un pájaro apacentado por los dedos, las comisuras de cristal del viento amanecido debajo de un sostén de latidos a ritmo del deseo como la hoja del fuego desposado. Aquí la rosa de rodillas frente a la pira del sofoco. (Ambos aprendimos a derramar la yesca calcinada de la piel, mientras la ciudad, a contraluz, escribía el poema con brasas luminiscentes.) De aquellas caídas, latentes y abiertas, creo escuchar la fragancia de las alas y el poniente de musgo anticipado de dos sombras que se precipitaban en el horizonte. El diluvio se nos lanzaba sobre el fragor de la marea de la primavera y la sangre. En aquella pleamar tuvo sentido la música y el deshoje de «la rosa del pecado.» Deduzco, mientras callo que todo era el prefacio de un destrozado invierno en los flecos de mi apetencia.

 

Del libro: «Un fuego desmemoriado», 2020

© André Cruchaga



sábado, 27 de mayo de 2023

CONTRAPARTIDA

 

©Pintura de Joan Miró.


CONTRAPARTIDA

 

le Temps règne; il a repris sa brutale dictature. Et il me pousse,

comme si j’étais un boeuf, avec son double aiguillon.

CHARLES BAUDELAIRE

 

Al otro lado del aliento de la desnudez, la hoja que se renueva con la brisa. Una ventana transparente que se agolpa en las manos, quizás el sigilo de la noche frente al espejo. O, una línea lejana que el tiempo devora. En tierra, la alegría con esparadrapos, la respiración hiriente de las oscuridades. (Se nos fue todo, excepto un telegrama de ataúdes en medio de un manojo de ecos.) Debajo de la pendiente, las cerraduras oxidadas y sudorosas del disfraz, aquel barniz de sangre del pájaro descompuesto, los días fríos en trenes de barro. Todo tiene sentido cuando aletea el vacío sobre la almohada y llueve de remate sobre la corteza de las piedras. En la contrapartida, el musgo de repente suspendido en la borrosidad de un nombre vacío. Ahora discierno «el tiempo de las barcas.»

 Del libro: «Un fuego desmemoriado», 2020

© André Cruchaga


martes, 9 de mayo de 2023

TAN SOLO ASÍ

 

©Pintura de Joan Miró.


TAN SOLO ASÍ

  

Uno se pierde en el largo camino de los ojos: agua sin descanso como el eco de los cementerios. A cada palabra el tiempo tardío en los ojos, el bisturí de las negaciones sin un disparo de afrodisíacos. —En vano se arremolina tu voz en la almohada calcinada de la vida. «A veces tengo miedo si el vino no me apaga la sed tan violenta que dejas en la boca», esa sed que tan solo moje mis labios. A ratos un pájaro de espinas sostiene mis manos, un árbol flotando en la borrasca de mis barcos. Aúlla cada uno de los estertores en la acuciosidad de un respiro sostenido en las cicatrices.

 

Del libro: «Un fuego desmemoriado», 2020

© André Cruchaga


lunes, 1 de mayo de 2023

DÍAS QUEMADOS

 

Obra pictórica de Joan Miró


DÍAS QUEMADOS

 

Y para colmo los días quemados de la tormenta, y el polvo lleno

de nudos. Y la impureza de las uñas por doquier.

El pájaro negro del aliento se mueve en medio de toda esta oscuridad, 

y vos, mientras tanto, en la rama rutilante

de los desfallecimientos.

¿Acaso la claridad es otra suerte de enajenación?

—Es el límite de los cristales al oído,

esta palpitación de pozos resbaladizos;

o los zapatos que avanzan sobre el despeñadero,

o las manos ateridas

sobre la piedra donde cavan los dientes hasta lo inmutable.

 

No quiero más mundo abrasado. Al tocar las semanas me asalta

la sospecha. Y el infierno que nos acabará mordiendo.

 

En los grandes emporios del mundo no hay tregua

para los desperdicios,

ni para la antigüedad de los balcones colgados de los espejos.

 

Uno aprende a vivir entre malhechores y tinieblas,

entre la soledad que te roba el cuerpo,

o sobre una piel donde ya no caben las caricias.

Para mi sangre, las ascuas ciegas sobre el pálpito, el sonido apretado

de la flama, las aldabas derruidas de saliva.

 

En cualquier parte, nos encontramos con cansancios:

huyo de este desorden

y de las pesadumbres; suplico al tiempo y elevo mis brazos

y plegarias.

 

En las calles asumo el silencio como los cientos de bocas

que no hablan por miedo a la indolencia del abismo.

Tras de las paredes los puños rotos.

Al final, solo me queda el camino de la memoria o del olvido.

El camino para tejer

y destejer

lo raído

que yace frente

a los ojos.

 

Del libro: Los que resistimos a la penumbra, 2023.

© André Cruchaga


sábado, 1 de abril de 2023

SEDICIÓN DE LA LOCURA

 

© Obra pictórica de Joan Miró.

SEDICIÓN DE LA LOCURA

 

A través del ojo el martillo líquido de las gotas y el humo

de la ciudad. Y el silencio de fango del horizonte.

Nunca he olvidado aquella antigüedad de la luz y el ocote

cerca de las rodillas y los ojos mitificados de lo sombrío.

Y los siglos de neblina que pernoctan en los trenes

y las palabras como una danza a merced del harapo.

Siempre están ahí los barquitos de cariño, la boca cautiva

de la arcilla, las grietas que ha ido produciendo el desuso

en las azoteas. O en los telegramas de tabaco de la tarde.

Siempre los poros abiertos sin borrones ni tachaduras

existenciales como una promesa incumplida en la cama.

Yo tengo en mis desatinos, un cuarto de temblorosas piscuchas,

y en mi locura, sudorosos rieles de juguetes de sed.

En el filo del orgasmo, aquella vigilia del lado de la cobija.

(—En algún lugar de Yosemite Ave o en la Farmintong Rd

o en Queen Village o en Point Breeze los amuletos

para otra fogata tan ávida como la fosa y sus consuetudinarias

malezas estoy muriendo aquí en las distancias cavadas

del oxígeno cómo no sangrar cuando se avanza sobre la acera

salobre y pantanosa de las conversaciones marchitas

mientras caminas siguen las ejecuciones:

humean los reptiles de la indiferencia los estruendos del plomo

y su grito desabrido de la locura.)

 

Del libro: «Umbral de la sospecha», Barataria, 2020

©André Cruchaga