sábado, 9 de diciembre de 2023

MISERIAS

 

©Pintura de Pierre-Louis Flouquet


MISERIAS

 

Ahí, «la cocina a oscuras, la miseria del amor» y su fetichismo

desesperado y su siempre triunfante destrozo.

Me toca expoliar la argamasa de las sepultadas tormentas.

Ante el nudo ciego de la hiel, un minuto puede ser el absoluto:

Después de la ficción, me quedan las migajas,

y la porosidad gótica de los desollamientos.

En el reparto de los miedos, los secretos audibles de un país

marginal, o el disfraz que de pronto se vuelve gregaria brasa.

En realidad, no hay lugar para rostros nuevos,

en el sordo jazmín de la aurora «a deshora, en los cadáveres.»

Tampoco para el descalzo, entumecido de quemaduras y dolor.

Tampoco se puede renacer respirando vísceras ajenas.

Desde el interior del gentío lo que veo es la misma herrumbre,

y ciertos inviernos que sólo vislumbran niebla.

Sí, por cierto, sangra el anhelo y duelen las disidencias

y su estampido de espejismos. Duele la ofensa mucho más acá.

Sí, por cierto, estoy empapado de miseria y mazmorras de azufre,

y ahuecados manuscritos y gangrenas de baba.

 

Traemos desde la orfandad, esa noche aterradora de uñas.

Y el paladar ilegible por tantos despojos.

 

Alrededor de mí, merodea el harapo con su acongojante injusticia.

 

Del libro: «Mesón Vallejo», 2020

© André Cruchaga


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