miércoles, 6 de diciembre de 2023

AGUACEROS DISFRAZADOS

 

©Pintura de Marcelle Loubchansky


AGUACEROS DISFRAZADOS

 

La vida es lo único que importa, pero qué precio debemos pagar

para vivirla, qué topografías erosionadas nos circundan, qué grietas

masturban el aliento, qué semen brota del tobillo de los parpadeos,

qué huéspedes entran como una mujer linda a nuestra casa:

un fardo de herejías se abre como prodigioso fonógrafo.

Después de todo, aquí inhalamos cualquier dureza y bebemos

los mismos viejos aguaceros disfrazados de vanguardia.

Y sin devolución los elevamos a culto.

 

He vuelto a los silencios del pretérito y hablo de cansancios yacentes

y musito los recuerdos vértigo igual que la vida en libertad.

En mi poquedad el amor al prójimo, el nosotros que se ha vuelto

blanco o negro, sin matices.

Usted en un armario pensando en la castidad, incólume

con sus oraciones; yo, mudando de infancias incumplidas.

 

(En lo oculto, asesta el terror su constelación de puñales y codicia.)

 

¿Sirven las meretrices para sobrevivir a los declives alevosos

de la autocomplacencia y a su macabro aguacero?

El oleaje es un pulpo que se desliza a través de múltiples espejos.

Nadie ve el soplo hechizado del harapo girando aferrado

a su maldición de pretextos engañosos.

En mis ojos persisten las máscaras y sus aterradores caballos

cercenados y sus cráteres de rostros oscuros.

Sobre mis trapos indecisos, el horror tan actual en el espejo.

 Del libro: «Mesón Vallejo», 2020

© André Cruchaga

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