lunes, 20 de noviembre de 2023

AQUÍ Y ALLÁ

 

©Pintura de Jane Graverol



AQUÍ Y ALLÁ

 


No hay límites, salvo el engaño que germina en todas partes.

La luz siempre nos vuelca a lo inenarrable de los vacíos,

o a ese viejo tanteo entre penumbras.

Tampoco existen templos inocentes, con vitrales de peces, salvo

la salubridad de maniquíes y el continuo desprecio.

Fluvial la espina que se nos revela en los costados, como un riel

desplomado que empieza a beber el cuerpo.

—Juro que a menudo me toco para saber si estoy vivo.

Me olvido fácilmente de mi cuando oigo la medianoche

a través de la campana del más allá.

(Uno libra batallas disímiles en el ámbito del recuerdo;

por ello, doy vueltas alrededor de las esquinas del presente.)

 

Procuro estar liviano para levantarme de la oquedad del aquí.

 

Mañana será otro cuento frente a los que parten y nunca regresan.

Acaso porque todo me impulsa a lo difuso y así lo asumo.

A la sangre profunda de todo lo que nombro, sea fugaz o perenne

realidad. Sea la luz o la oscuridad en mi cuerpo.

 

Sea, pues, el espanto que producen los gusanos mi compañía

más cierta en este aquí y allá inundado de úlceras espléndidas.

 

Del libro: «Mesón Vallejo», 2020

© André Cruchaga

©Pintura de Jane Graverol





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