domingo, 4 de marzo de 2018

RICTUS DEL TILE

Imagen: Paul Rebeyrolle « Miserere et Lux »






RICTUS DEL TILE




y el pez de la memoria deslizándose, yéndose
por palabras perdidas, con su rumor de niño.
Antonio Carvajal




De nuevo el crepúsculo con su rictus de piedra,
hundido en la voz,
opaco como los ojos en medio de la neblina.
Bajo el tiesto de los ecos,
qué noche nos vigila hasta estremecer las sienes,
a veces la poca quietud de la medialuz,
mientras no nos cunde
el sobresalto de la bala inminente o la gravedad de la ceniza,
ciegue párpados, derribe el techo,
o los dientes hundidos
en el resplandor de la sal,
sin opciones más que la piedra oscura
de la losa erigida en la cama,
la última estancia de los sueños.

En la incertidumbre nos acecha el óleo de la muerte:
el miedo nos pone su brida colosal,
nos hace gemido en su anchura;
ahora, Patria y violencia están sincronizadas,
perdimos el equilibrio de la savia,
el regadío por la cultura de la violencia,
el portento por la sombra amarga:
es irremediable esta vendimia de salmuera,
somos ciervos ante el día oscuro:
desde el tatuaje de la herencia ancestral,
la arteria rota y la lágrima,
nosotros guarecidos en la madriguera del óxido,
en la gaviota desangrada de los sueños,
como simples tiliches de arcilla.

(Allí, con el tacto inevitable, vos y yo nos desangramos:
la lengua hunde los silencios en su hechicería;
los dedos derriten el estertor del césped,
te palpo y renazco en tus garras sedientas.
Allí, en tu pecho, cae la luz abisal,
pese al resplandor mortuorio
que nos acecha, a esta fluctuante turbación de dientes,
que con su insania nos anhela
para hacernos descender a lo impuro.
Toda esta respiración yerta nos hace sangrar en demasía:
alguien nos roba el aliento, aúllan las campanas,
en qué tragaluz nos ha metido la violencia y no la Paz,
la piedra del antro de la inmundicia,
las aguas negras del horror.
De pronto no tenemos tiempo ni siquiera para el olvido.
Entre una tragedia y una elegía,
hay aromas fúnebres:
nosotros con mortajas cansadas,
¿nos salvaremos del torrente de este jardín en tinieblas?
Sobre la roca, la inmensidad del silencio.
El polvo de la agonía. Los profundos gruñidos de lo rotundo.)

No sé, ahora, qué nombre tiene tanta joroba,
los gérmenes sudados del alma;
por cada suburbio circulan juguetes malignos,
historias  escritas
que uno aprende en la cópula de los cementerios.

Tampoco la casa es refugio seguro
cuando la pólvora cunde a raudales,
o el corte en frío es tan poderoso como un tanque.

—Tras un largo silencio,
pienso también en la oscuridad que produce
el cansancio,
—tiempo mío y tuyo, insoportable, insostenible
en pañuelos, complicado para la alegría,
aferrado a la miseria.

Como una brújula en el caos, esta película de terror que lame
las sienes, crónica al fin,
del agua hasta el cuello.

Barataria, 2013
Del libro “CUERVO IMPOSIBLE”, 2013(inédito). 138 pp
© André Cruchaga
Imagen: Paul Rebeyrolle « Miserere et Lux »

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