Imagen: Pinterest
SOMBRA DE LA CENIZA
Well, I woke up this
morning, I got myself a beer
yeah, I woke up this
morning, and I got myself a beer
the future's uncertain,
and the end is always near…
The Doors [ROADHOUSE
BLUES]
Me
enredo a menudo en los cuatro pilares de las telarañas,
en
la tombilla de la vigilia,
ventana
espacial de los días de oscura penitencia.
Arden
todos los nombres en la sal,
debajo
de la axila de las alas:
aquí
hubo lluvia y escarcha de luciérnagas,
procesión
de peces y limosnas,
también
tabancos flotantes en las pupilas,
humo
como río honorable,
temperaturas
adversas a la ventana de los cementerios,
coces
masticando los dientes,
de
la hamaca colgada del sigilo,
piedras
en la cirrosis del mendigo,
acostumbrado
a deambular en el enjambre de las abejas.
En
la soledad de la ceniza, la jarcia de las baldosas
y
el estrépito de las bestias,
el
hambre a manos llenas de la memoria,
barro,
abrojos, después de todo,
en
la alacena de la gota de sudor
salida
de los poros,
batallas
bebiéndonos el invierno,
el
barbasco empujado hacia los altares,
noche
sin ojos en el oficio de los muertos,
sangre
ardiendo sobre las moscas,
ciudades
agónicas de escarabajos,
calles
de purulento metabolismo,
sin
linternas, con aldabas tragándose el moho,
el
hollín de la noche
que
muge a media asta de los azores,
ojos
vaciados por el miedo.
¡Qué
difícil el animal de la utopía en un País
de
esplendores obscenos,
en
un País de complicadas estadísticas!
Tribunales
y leyes imposibles de equidad:
pululan,
abundan, están allí
con
nosotros, junto a la mueca etílica de la cruz.
En
cuclillas la carreta de la noche,
la
adoración purulenta hacia ciertos personajes,
la
covacha de la niebla, cónclaves de bagazo,
parva
de cenizas en la sartén trágica
de
soledad y la ausencia.
No
hay preguntas,
después
de un largo inventario de interrogaciones;
no
hay respuestas
cuando
todas han sido escupidas malolientes,
güishtes
arrancados a las ventanas.
Seguimos
siendo polvo frente a la muerte,
después
de la bocanada de ojos inciertos,
colgados,
ahumados,
en
la antesala de la tormenta de los hospicios.
Después
de todo,
nos
han tocado beber el agua en el cántaro roto
de
la impotencia y la ausencia,
en
la suciedad de los semáforos, en el peltre de la bacinica,
en
la puerta que precede a la piedra del más allá,
sin
hora de extremaunción,
ni
escaleras para bajar al submundo de la lengua.
Me
queda, después de todo,
la
escoria y el desatino de la alambrada,
el
espejo atravesando mi propia palpitación,
la
palidez de los minutos.
Si
algo nunca deja de ser es la afirmación del exterminio
y
el réquiem torcido de la historia.
Barataria,
Del libro “A MANERA DE POSDATA”, 2011 (Inédito) 130 pp
© André Cruchaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario