Fotografía propiedad
de Andrine Klausen (Pinterest)
A MANERA DE POSDATA
I hope you
don't mind hearin' about how I feel
take a look
in the mirror 'cause the mirror won't conceal
somethin'
ain't ri-ight, you don't want to reveal…
Village
people [SOPHISTICATION]
Sobre
el mantel quedan las migajas invisibles de la respiración:
el
corpus del aliento, el río roto de la garganta,
apiñado
en el laberinto seminal de las masturbaciones
de
la edad de las legumbres. Sobrellevo las indiferencias.
He
gastado mi respiración en las equidistancias,
en
la hoguera húmeda de las alcantarillas:
insectos
de todo tipo en la penumbra. Arcoíris sin aliento.
(A veces la luz es un espacio
hermético,
forrado con esparadrapos, bocas
implacables,
trepando a los manubrios de las
carnicerías,
a la noche, después
de jugar a la Osa Mayor de la
estrella efímera,
ámbito levantado con
herraduras,
puntos suspensivos de dientes,
balcones de jengibre sin lubricación,
el sex shop de las vitrinas,
dentro de armarios de absurda
sequía.)
No
sé de dónde salió la telaraña de la alegoría,
la
sordidez de los escapularios,
la
ternura amarga del filo de la sospecha,
las
hormigas escarbando en la comida,
el
ser humano en la fosa de los balcones,
las
ruedas de la carreta
en
el espinazo de los perros.
Siempre
hui del regazo que tenía epítetos de bagazo.
El
viento tristemente rompió mis mandíbulas.
(Arde la saliva
en la onomatopeya de la deprecación,
el símil en la plenaria
de los cuervos, manos sordas
mordiendo la entraña,
la desnudez cruda de la aurora,
en la condescendencia extraña del
ijar,
rescoldo de la harina en el trasiego
de la espina del témpano.)
Sé,
ahora, que desafina la aurora
cuando
los manantiales
se
han vuelto polvo
y
son más los inocentes que los culpables del estupor,
del
ahogo en el vendaval de la desesperanza.
He
sido extraño habitante de los símbolos
que
prodigan los harapos. (Balbuceo mis
torpezas.)
Destila,
aquí, el agua de la noche,
la
carcajada petrificada del desvelo,
el
chorro de la madrugada
en
las manos superpuestas del rocío,
el
barro sajado de la encía,
las
alertas desconcertantes de la demencia,
el
vestigio de los horcones,
Dios
que arquea sus pupilas
ante
tanto destino malogrado.
Me
quedaré habitando el olvido
después
de tanto diluvio,
después
de tanta miseria en el dintel del recuerdo.
Disfrazamos
el circo a semejanza de alimento,
la
danza de la muerte en medio de las enredaderas,
las
colillas del calendario
sobre
la muñeca del cuchillo,
extraños
comensales en sacos de yute,
oscuros
bailes de tapicerías:
nos
tritura la piedra de moler,
habla
el búho debajo de las ramas,
el
óxido de las tinajas en el infierno de la humedad,
esta
boca invisible en medio de la noche.
(Queda la ceniza en los poyetones
para los comensales subterráneos de
la noche.)
Barataria,
Del libro “A MANERA DE POSDATA”,
2011 (Inédito) 130 pp
© André Cruchaga
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