jueves, 28 de diciembre de 2017

CEREMONIA LUNAR

Pintura: Pablo Picasso





CEREMONIA LUNAR




Desde algún imaginario, asisto como es costumbre,
a sangrar en el jardín bajo el paraguas de la luna.
Escribo mientras hierve la materia.
Hay demasiada saliva para tan pocos apóstoles. Cal.
Desventurados fantasmas con el hambre a cuestas
del calendario cercenado.
Entre el rebaño habremos de amarnos con los ojos cerrados:
subir la montaña del sueño,
sembrar el canto del aleteo, maullar el gato clarividente,
en medio de tantos sombreros quemados
en los motines de las abejas.
Alrededor de cientos de colillas sobre la fosa común,
rompo la noche
de la Patria con sus pies hartos de caminar en cuclillas,
con el oasis de sus varices en las piernas,
disecados pulmones del tráfico,
candiles del kerosene en los usos horarios.

(Nosotros no cabemos en este mundo.
Estamos siempre más próximos al harapo,
Y  a la mordida que propina el despeñadero.
Estamos distantes de la Libertad:
lo digo iluminado por el brillo de los alfileres,
por la cartilla santa y apostólica de las pesadillas.)

Tose la lágrima del gusano encrespado en el desierto del pecho.
Al paso que vamos, no hay otra realidad posible,
—tanta conversión purulenta nos muerde los calcañales,
el tabaco tosigoso en mis dedos,
el cenicero encorvado del tiempo.
En la canícula del insomnio,
ya no caben las yemas de mis dedos.
El augurio de la pólvora, la cesta de serpientes en la mesa,
la página yugular de las palpitaciones,
la palidez de las estatuas frente al filo orgásmico de las luciérnagas.
—¿Saldremos ilesos de este parpadeo agónico,
candil, a caso, de tanta herencia,
llovido firmamento de los recuerdos,
repentino cuervo sobre la piedra en muletas?
De cierto que lo sé.
En días felices hemos probado el calostro
del semen con todos los aditivos de una cena suculenta;
hemos comido bocanadas de sonidos,
nombres, pájaros, follajes.

(Nosotros, no pertenecemos a esta obscenidad de la historia
por más que nos aferremos a la dialéctica del post mortem,
a los veredictos constitucionales,
a las ausencias de la suerte, al éxtasis secular
de los mosquiteros, al libro blanco colgado de las axilas…)

No pertenecemos al fin de semana del coñac,
ni al súbito cambio de status del galope,
ni a la página social de los periódicos,
sino a la baldosa andada con zapatos rotos.
Es extraño al cambio de piel de las palabras.
Es increíble el fango como génesis.

Vos, brasa en mi hogaza diaria,
—el día o la noche nos rasura, le pone sombrillas rotas
al destino del tamaño cenagoso de un cirio en la franja
de los candelabros.

Asisto, como es costumbre, a la repartición de los cadáveres.
Este clima de túneles hace evidente mis ojos.

De pronto, muerdo las escamas de las campanas eclipsadas
de lo irremediable:
a menudo es bonito recordarte en esta oscuridad.
Por eso garabateo el balbuceo en la lluvia…

Barataria, 05.X.2010
Del libro “TRAGALUZ”, 2010 (Inédito) 160 pp
© André Cruchaga
Pintura: Pablo Picasso (1881-1973)- Pinterest

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