viernes, 6 de enero de 2017

TRASLUZ DEL SUEÑO

Imagen cogida de missdesastresnaturales.blogspot.com





TRASLUZ DEL SUEÑO




De soslayo la flama del ocote en estos tiempos de tullidos estornudos.
Al trasluz de las esquirlas es posible ver los sueños acribillados,
las alambradas impunes del destino, los símbolos de la fosforescencia.
En las quemadas compartidas del desvelo,
vemos el aleteo del aliento y su forma de redondo apetito y sus desenfrenadas 
manos de bocetos y su cabeza de paradójicas asfixias.

Al trasluz del sueño, crecen a veces las palabras, desnudas en su fondo de fuego.

(Yo siempre juego a los resabios de la nostalgia, a la claridad insepulta
de los candelabros, a la sábana de arcilla del escombro, a la mueca a menudo ciega 
de las ebriedades. Sé que la respiración es sórdida, pendular y fosfórica.
Allí uno quiere quitarse toda la brasa de tos de la asfixia, restregarle las arrugas
al pabilo, después masticar la inmortalidad de los juguetes.
La eternidad tiene su propio adoctrinamiento.
¿Tiene eternidad el miedo y las fauces del espejismo, ese trastabillar
que se transparenta, a la hora de convulsionar los despeñaderos.
Por cierto, ya he pensado en la perennidad y antigüedad de los cementerios.
La realidad nos empuja a prostituir cualquier grano de laboriosidad,
hablar de las calles donde se consume el fuego, entender, al mismo tiempo
la voz de los olvidados, los siempre huérfanos de las incandescencias.)

—Un día, por fin, nos encontraremos a quemarropa con la gota de tempestad
del granito. No habrá penuria después de haber voceado el reguero de sombras 
que nos alumbran desde los recorridos del cuerpo.
El sueño por si sólo posee su propio puchito de misterio…
Barataria, 10.XI.2016

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