domingo, 29 de enero de 2017

ESCEPTICISMO


Imagen cogida de la red





ESCEPTICISMO




Alguna vez, en lo descampado del escalofrío, el sentido del amanecer:
la mística gris de los caminos es el oráculo de mi entraña.

En la ilusión, el mundo y sus infinitas encarnaciones, el universo secreto
del dolor, sus torbellinos de olvidada quietud.
A través de la mirada van diciendo adiós todos los nombres que he conocido.

Hundido en los vacíos de los atrios, las manos nubladas de los cadáveres,
oscura la mugre de los gemidos,
escéptico frente a las longitudes del abandono. El ojo ilustra las paradojas
de la oferta y la demanda, de cuanto el ala lo es en el viento.

De pronto, soy solo tierra y angustia, miedo omnipotente a las sombras
del desgarro, miedo a esta vieja lluvia del exilio.

Las calles guardan todas las sombras desatadas de la ironía. Los espejos
de polvo y sus falsos estupores. Los ocasos y la perennidad irremediable.
Quiero una sola palabra que no sea olvido.

Ya no sé si puedo interpretar el ahora, y abrigar el lenguaje de mi desnudez.
A veces ya no quiero sentirme ahogado por las enredaderas de la tierra,
ni sobreviviente de la labor de los crepúsculos.

Yo camino hasta allá donde están los pequeños caminos olvidados.
(Vivo en la palabra real, univoca, unitaria, sin ningún juego de purismos;
entiendo la oscuridad y sus catástrofes y su alma ininteligible.
Lo único que me salva es no tener respuestas para el absoluto)…
Barataria, 03.XII.2016


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