Imagen: FB de Oana Paraschiv, foto de Petre Chirea
HUESOS NÁUFRAGOS
Soy una manera de
la locura. La libertad de la locura. El
fondo, si queréis,
de la locura.
XAVIER ABRIL
los nombres
clavados en mi pecho rompen las hojas de las ramas de la sábana amortajada del tránsito los
largos pájaros conversando con candados y los caballos negros en las aceras del
vuelo esta locura de los acueductos trepana el vuelo detenido en la tarde de la
ceniza los jardineros de los caracoles bajan al río y hacen sonar las trompetas
de Jericó las mismas que arden en la hoguera caníbal: sojuzgamos la esperanza a
la locura y arrancamos la lengua de los campanarios la herradura ciega que
llevamos en los poros: sal o humo o plomo esta imagen cuerda del pájaro que a
fuerza de canto habita las palabras pulcras de las lámparas en la ventana sobre
una pierna impúdica vuela la brizna al
fin en las aceras de esta manera de ser incesante de los tejados bajo los zapatos móviles de la arena esta
locura las naranjas calcinadas de la tarde la libertad simplemente que nos
ahoga las manos: sin duda es locura esta mendicidad de los inviernos que caen
de golpe en la carcoma de los ojos los días caídos de la sangre las hojas acrecentando el sepia de los poros mientras
mueren de ausencia los litorales soy nada más esa confusa agua que golpea los
paredones la taberna a bordo de las
sombras de un blues la partitura de la bruma que humea en los zaguanes el
sapiens sin indulto el espejo desnudo donde entibio mis naufragios la botella
que permanece intacta al borde la almohada sí soy esa locura donde los puñales
besan el cuello de las palabras los clavos después del diluvio de la sangre el
disparo del estriptís del asfalto y los neumáticos soy el fondo donde flamean
los clowns de las hermenéuticas la plaza sobre el rocío de los cadáveres el
prófugo del disparo cuerdo de la piedad: me asalta la luz de las carpinterías
el vaho del aullido de los túneles a ratos me olvido quitarme las uñas de la
boca salgo huyo de los ojos que amo le digo adiós a un verso de Apollinaire le
dejo el semen de frío a las orquídeas y luego le escribo cartas de estímulo a
los cuerdos a los sensatos a los racionales: pero no pienso dejar de amar los
pezones de contrabando de lo innombrable y aunque heredé las valijas rotas de
mi garganta sigo así con terrores de sal
en el costado tu voz es mi voz enjaulada en los tragaluces abisales de los ojos
extraño las ánforas de la cordura y las avenidas y los periódicos que venden en
los supermercados en el color de los huesos
no hay ríos que alteren la tristeza sino cobertizos de ceniza sé que soy una locura entre tantos bisturíes
andando y desandando las calles: en el tren disperso del agua los ojos
devorados de los apóstoles…
Barataria,
18.XII.2012
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