Andrei Langa
MANO ABIERTA
Al
poeta Andrei Langa, con la gratitud de la tinta
el
tiempo no está a nuestra medida…
LOUIS
ARAGON
Las sombras que tú creas no tienen derecho a la
noche.
PAUL ELUARD
la mano
abierta del reloj en los meses de invierno del poema sacamos del tiempo los
molinos de la melancolía para que esté
despejado el camino de las palabras: para nosotros los poetas los otros tiempos
de la luz el alhelí del poema que canta la vida y la palabra en el dintel de
sol y no en las manos de anticuarios ahí reside la fuerza de los párpados en
medio del conglomerado de las estrellas florece el pecho de girasoles verdes en
tu mano anclada en el poema el sombrero del pájaro retenido en el cuenco de la
tinta posesa de las manos canta enternece el viento en el fuego del poyetón del
bosque la sombra oval de los hemisferios de la voz y ese abrir el bolsillo sin
egolatrías el poema siempre es un fluir en los despojos del Edén: nos grita el
infierno furioso entre túneles y ergástulas entre esas adivinaciones de la
posmodernidad que nos acecha con el vómito de las aceras y los burdeles y
también los brazos no explorados de los ríos la ruleta rusa de la sangre de los
telares la estación de un almácigo picoteado por los zapatos del suicida
entretanto hacemos un filme de las espigas mientras escribimos en la joroba de la oscuridad de las carretas
del cielo lo que queda del rompeolas de las fotografías es el caracol del poema los lavamanos destrozados de la geografía el
futuro que quiere suicidarse al primer segundo de ceniza los poetas sabemos
cómo y cuándo incinerar la poesía deformarla sajarla quitarle las pústulas
morderle los encaje de la sintaxis hacer girar las hélices de las estrellas
caducas prematuramente los poetas sabemos que el día no cicatriza sus heridas
en la garganta ni en los cerillos del foco del éxtasis ni en el frío oculto en
el pasamontañas del tiempo: los poetas sabemos estrangular los grises cuando ya
se volvieron un fastidio ahorcar las ventanas quemar los bolsillos diminutos de
los centavos y hasta sollozar en una tarde sin puentes sin ríos desnudos como
las aguas del mar en la celosía de las alas con las manos abiertas siempre es
posible volver a gemir en el goteo del cierzo y hacer de los minutos un balcón
de vértigos y sobre los paraguas
mordidos de la noche un techo de botellas tropicales —Vos ya lo sabés poeta: un poema escrito al mediodía es una furia
en la noche la muerte se cobija con la saliva del alma todo instante es una
rama fugaz de contrarios no hablo claro del teorema del abismo sino de los
filos del desvarío del poema de la
eterna sinalefa disfraza de caricia o del rumor que siempre subvierte los
jardines vos lo sabés poeta: siempre
estamos registrando los extravíos del tiempo los eructos de la luna y el bosque
de las aceras que gime frente a nuestros ojos así da fe el poeta del hollín del
fuego de las poleas de sus soledades…
Barataria,
17.XII.2012
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