Imagen tomada de la red
ALMA DESVELADA
En el jardín fingido de las
palabras, los presentes inconclusos
de lo que fue, el mar a orillas
del arco desvelado de las sombrillas;
tras las distintas noches de las
ventanas,
los complicados truenos de la
saliva, el clamor de la sal
sometida a los rigores de la
bestia que brama en el aferrado
ojo del hambre.
Y, aunque me alce sobre el cofre
del grito, siempre retengo la suma
de cuanto padecen los brazos, el
karma enamorado de la muerte.
Ahora las ramas descuajan mis
harapos, se quiebra ya quemado
el horizonte, hiere el caballo
del viento en el frío,
desnuda en mí la eterna piedra
del náufrago, el paisaje salpicado
de llovizna a la hora en que se
derrama el brocal en la sangre.
entre la corrosión de las
sombras, el jaguar de la noche…
Barataria, 09.XII.2012
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