Pere Bessó
MENTIRA QUE LA MAGIA TERMINA
Al
poeta Pere Bessó, maestro.
“El
viento le dijo al río:
¿a
dónde vas tan corriendo?
Y
el agua le contestó:
no
sé, porque voy huyendo.”
JOSÉ
BERGAMÍN
“La
ilusión es el camino.
La
luz es nuestro destino.”
JOSÉ
BERGAMÍN
Mentira que la magia termina ahí
donde han madurado los caminos, Pere,
mentira las aguas que aplacan el
polvo de la almohada nocturna,
mentira los cuchillos de sal que
dejan cráteres en el salitre de las hojas,
mentira el canto del gallo desde
la galera donde la luna duerme,
mentira el cierzo que se quebró
en la esquina vertical del día,
mentira la lluvia desollada de
colibríes, el espejo encerrado en el torbellino,
mentira la sien vaciada del jarro
donde se amarran las piscuchas,
mentira el santuario de las
categorías dialécticas,
mentira la piedra del Edén de los
días de buganvillas,
mentira la sed que golpeó contra
la piedra desenterrada del almácigo,
mentira las demoliciones
iconográficas del paredón de fusilamiento
de las palabras, la hoja de la
armónica apuñala, el cierzo,
mentira el filo de la semántica
pasional de las raíces,
mentira la lluvia en el poema, el
verano, todas las estaciones juntas,
mentira el blanco y el negro no así estos huesos en las sombras,
mentira las metáforas: no soy
poeta imantado: soy sólo la perplejidad
si es que cabe la palabra
caminando sobre las arenas del desierto.
Mentira el desbalance de la línea
recta de los telares, ciertas las pulgadas
amarillas de la luz en mis
anteojos de ciego;
mentira las palabras piadosas de
los verbos en tránsito, los pensamientos,
las piernas del colibrí,
las señales de tránsito en la
lava de las escaleras,—y claro, las revelaciones
fortuitas del zodíaco, los
desmanes de los adverbios acabados en mente,
Ícaro perdido en la nitroglicerina
del éter de ciertos adjetivos,
mentira la nube colgada del
asfalto,
de los puntos cardinales de la
fotografía en sepia del tiempo, mentira
los caracoles pintados con
ceniza, la insurgencia del colibrí, Sartre,
Bretón Camus, Kierkegaard,
verdad el féretro de las
prohibiciones, estar aquí de sol a sol con los ojos
de fuera de la estación que nunca
llegó al taburete encantado,
mentira la cuajatinta en
complicidad con el terrón de azúcar,
y sí la hipérbole, las
interrogaciones, las admiraciones, el quiasmo,
y sí el pecho sajado de los
molinos de viento,
mentira aquella lámpara guiando
las lecturas de medianoche de Dante,
cierto el crimen alígero de las
alas, la constelación de las ruinas,
cierto el pozo vacío de arpas en
los tréboles de los peces,
mentira el goteo de los géiseres,
y la ventana de la página reducida a ceniza,
mentira el cielo cambiante de
sombrillas, la anulación de las esquinas,
mentira el estómago vacío en los
andenes del frío, —el tiempo es irreal
Pere, en el magnetismo lúgubre del
hollín, en el tragaluz lascivo
de los jardines fechados con
relámpagos, del cielo de Pitágoras,
mentira cada andamio del
frontispicio de los espejos,
mentira los trenes petrificados
de la noche, el poema después de todo
que encarna y descarna las teologías,
la oratoria filosofal del
patíbulo con siete cadenas perpetuas,
mentira la razón del bostezo en
la vía pública, las excomuniones
y las idolatrías, el parnaso del
estertor a piejuntillas de la sartén con el peso
de la verdad, sólo de la verdad a
medias de la historia,
mentira todo ese viaje a las
antenas de las azoteas donde azota el viento,
ciertos los fantasmas errantes de
los abrazos, el torrente acuático
de la respiración y las visiones
que jamás pueden sosegarse.
Al final, Pere, nos salva la
fundación de la poesía y hasta aquella, sin duda,
“Llama mojada” de Novalis o el
llettre-Océan de Apollinaire o el amor
de Gérard de Nerval o en todo
caso, las “líneas fantasmales”
de tu “Cirse de la linternera en
Les Roses de Lancelot y las luciérnagas.
Nos queda el imaginismo de Ezra
Pound, el buen humor a la desazón,
y hasta Picasso o Braque o
Gertrude Stein o Antonin Artaud,
a la hora de ordeñar los senos de
la poesía en el otoño de la luz.
Barataria, 16.XII.2012
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