Imagen tomada de la red
CURVATURA
Para colmo de males, el poema
tiene su propia geografía de cadáveres;
en el árbol del cuerpo, la nube
estacionaria de alfileres,
—apunta hacia la multiplicación
de lo inmóvil, hacia la vaselina rancia
de la espuma que aun brota del
cuerpo.
Del ojo a la calle, el alma sin
antisépticos, hierve el ghetto
de las doctrinas con un paisaje
de analgésicos.
En el tropo de la páginas
amarillas, la metonimia de los párpados
Y esa languidez absurda de la
mostaza:
Oscuros cuerpos en la densidad
del murmullo. Simplemente oscuros.
Ahora sé contar los poros de las
páginas
y la razón que tienen las aguas
para mojar el cuerpo,
y la fotostática del matorral
inanimado sobre el lenguaje de la pantomima.
Barataria, 03.XII.2012
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