Paul Gustave Fischer A Street Scene In Copenhagen
(tomada del FB de Ars Aestetica)
HOMENAJE A LA POESÍA
lo que hoy
siento por las palabras es gratitud: repico y digo misa en medio de las
lámparas otra lámpara [ella la poesía]
sobre las calles mordiendo los andenes
los lavabos el hampa los neumáticos atascados de kilómetros entre los fieles difuntos honra las exequias
la lápida que aparece en los costados del miedo nombra los cielos falsos del
demonio y los días de garlopas en la certeza de que el semen también lleva a la
muerte cuando estuve entre los barrotes del ahogo me devolvió la flauta del ave
Fénix abrió la página para que de nuevo la tinta fluyera como ese río
perforando los túneles cerrados de los párpados
tal vez porque siempre plantó en mi las manos del alfabeto en el tórax
tal vez porque nunca penetraron las canículas en el pensamiento ni hubo fantasmas en los callejones del
barrio sino tiempo y faroles y viento horas respirando en las paredes tangibles
de la garganta en ella y con ella he reinventado mi propia historia: todo es presente
en la razón trenes al alcance de la humildad de mi conciencia si una vez dos tres veces o más hubo presencia del
patíbulo fue sólo para reordenar las fechas repetidas de la saliva en la
anáfora subrayada de la deshora y sí en
el rito de la tinta a menudo con dosis de insomnio conjuros que nadie
entendería ritos del espejo dibujado en la memoria y manos urgidas que me
dieron el misterio como aquél pretérito de duendes encantados al filo de la
lluvia o la boca en la ventana y la
claridad siempre se hizo corpórea —yo
que siempre respiro en trenes nocturnos la descubrí en el desván inverosímil
del travesaño metabólico de los adobes allí donde no habían mariposas sino
cuervos de adusta sapiencia y ausencias y desatinos inaudibles ¿pero qué cosa es la poesía? ¿de qué íntima palpitación viene su parpadeo,
este destino deshecho en el aliento? jamás podré dar las respuestas precisas
porque es la desnudez en el albor de los adoquines el balcón del murmullo en el
remanso del propio sueño: a más silencio resplandecen los almendros y el surco
amanecido del camino y hasta el aire infinito de las alacenas la ráfaga vital
que horada el combate —pues bien
cuando el asombro se ramifica deviene el aire en respiros al punto de abrir las
ventanas y el arado pronto viene el poema como una casa habitable allí se
encarna toda la pureza del poema: la potestad ante el deletreo redimido en la
campanada silenciosa de los pinos el portal de la trementina como un cascabel
de tormenta: la luz siempre duele en el pecho duele un blues en la maroma de un
clown Magritte en las contramochetas de la luz los paraguas nupciales del tejado la siguiente
careta en las bodegas de Houdini o acaso el zigzag de las atracciones fatales
en el fuego que trabaja los asedios en lo profuso de lo abscóndito…
Barataria, 23.XII.2012
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