Pintura: Zadzislaw Beksinski
DELIRIO DEL FUEGO
Sobre las tercas líneas
que dibujan un rostro
ha de pasar la mano piadosa de los años
borrando letras, sílabas, palabras sin sentido.
ha de pasar la mano piadosa de los años
borrando letras, sílabas, palabras sin sentido.
José Luis García Martín
Del
fuego manso, leve, entre brea y brasa, hoy, fuente de pesadillas,
el
diario escribir en medio de tantas pesadillas:
debate
del agua que espulga los poros,
trépanos
donde los discursos
son
la polilla del día,
extravíos
de pensamiento sin asilo.
Hemos
de soportar, a diario, la cara invertida de las monedas,
la
confusión de ecos que no llega a palabra;
entre
el subterfugio y el abismo,
existe
poca diferencia.
De
vez en cuando disfrazo
mis
brazos y la risa:
hay
días sólo para masticar alacranes,
sorteamos
los corredores del sigilo;
lo
inesperado no, pues ya sabemos todo
cuanto
sucede en la esencia que la luz nos desvela.
El
lodazal ha sido erigido para el desvarío;
todos
sabemos,
y
conocemos los tapetes y sábanas que el búho abyecto
descuelga
desde su rama de olvido.
—El
futuro ha perdido la identidad del presente;
no
hay ojo mordido por la piedra de la duda,
ni
lengua de agua sin heces.
Hemos
llegado hasta aquí con las córneas volteadas
escribiendo
epitafios,
sombras
ambiguas de una religiosidad asolapada;
hemos
disfrazado el caos por Wall Street;
hacemos
predicciones bajo la lupa de los zompopos,
pensamos
en voz alta bodegas de hecatombe,
tratados
de Libre Comercio,
infiltraciones
de grandes
y
pequeños abismos,
calles
de comercio clandestino
donde
nadie puede conciliar el sueño,
mucho
menos los bolsillos.
Hoy
existen los consorcios para soterrar la vida,
al
menos es lo que leo en los periódicos,
en
la parálisis siniestra de las moscas,
en
el transporte público de los cadáveres.
(Nadie queda ileso.
Nadie se salva de la fritanga
arruinada de la noche,
de los chorizos con moscardones de
Cojutepeque,
de las contradicciones del vómito en
los amantes,
fábulas, leyendas de salvadores de la
Patria,
estadísticas de precaria tinta,
domésticas legiones de azacuanes.
Me conmueve la plaza en ruinas del
orgasmo,
sombras oblicuas del semen,
el sexo a deshoras sobre los
vertederos:
así palpamos la fatalidad del fuego,
benigna en otros jardines.)
Un
día seremos pus, no simple llaga,
llaga
y pus en el punto cardinal de la evidencia.
Cuánto
duele la fatiga de estar vivo,
junto
al ajetreo ponzoñoso de la muerte;
el
fuego, aquí,
convulso
al encuentro del cierzo.
El
aprendizaje de la brújula es lento:
puede
tardar círculos,
calendario
de muros;
sin
duda debemos pasar por líneas inéditas, y hasta,
quizás
volver a nacer,
descartar
el epígrafe de las esquinas,
ahuecar
las sombras,
evadir
el péndulo del vaivén,
comer
en pequeños fragmentos los monólogos,
vaciar
el eclipse de los pájaros
dejar
la sordera en la ranura de las carretas.
(En medio de tanto desangramiento,
la sombra de la angustia nos cobija:
nunca es fácil llevar el destrozo en
el pecho.)
Barataria, 2011
Del libro
“TRASPATIO”, 2011 (inédito). 119 pp
© André Cruchaga
Pintura: Zadzislaw
Beksinski
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