Imagen cogida de la red
OSCURAS INCÓGNITAS
Avanzo en el ataúd, ¿quién me lo
impide? ¿Me alejo o acerco? —No lo sé.
Respiro —no lo niego— con cierta indiferencia, ¿es
supervivencia
o peculiaridad? —Avanzo cortando las hebras de
la entraña, el lado oscuro
del grito en el pedestal.
(El
coágulo de los sueños me empuja hacia el lado oscuro del nicho.)
En todos mis dominios mentales aúlla la
intemperie, el hambre
de las alimañas, la brasa oscura donde se
quema el cuerpo, ¿es inocente
a estas alturas la mensajería del viento?
(todo
el sudario es una fábula de ardiente herrumbre) el rumbo terco
de la nada, el naciente estiércol a orillas
del olvido.
a veces, sin más, se rompen las banderas de la
saliva, ¿es, acaso mi propia
cárcel esta pared de la inclemencia,
la cicatriz de la ceniza que gime en las
ventanas?
—Al final, creo que todo se resume en la savia
de la muerte: en el metal
de la neblina, el clavo de la orfandad, la
pita agónica del aliento.
(En
la desfloración del mendrugo, el entresueño de la fosa.)
Barataria, 09.IV.2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario