Foto de
Vancaro, imagen cogida del Fb de Verg Florea-Fil
DECADENCIA
Sobre la
piedra impalpable el silencio en decadencia la escarcha sobre la tumba o el
féretro esa proclama que ensaya todos los días el reloj en la deshora de los
pantalones es carne que transcurre es tumba es el sudario que transpira debajo
de los calcetines sobre los temores el
musgo de la sombra y el andrajo que germina como la herrumbre en imágenes
antiguas lo sé tras ver mi cuerpo yerto
lo sé tras la fugacidad engarzada en el calendario: discurrir como la nada en
el sepulcro festejarle al polvo todos
los besos en los poros volar sobre la mudez de la piedra —dentro de la sangre las aguas de la noche la turbación del dolor
en las sienes la porcelana negra de los eucaliptos que arrecia en su resquebrajamiento
(en cada nombre la certeza horrible de
las cosas el rugido del granito en los
dientes la almádana de la noche debajo de lengua: canta el tizne en la desnudez
del viento el ala recoge los viejos alientos los poros grises de las puertas el
afilado grito de los puertos —no me detengan que llevan prisa
mis zapatos pronto la gaviota de la niebla sobre el litoral los opacos ojos de
los ahoras) ¿qué
adolescencia vivió la muerte? ¿de qué signo zodiacal es este haz de frío que
perdura en el fondo de mis ojos? tantos
bolsillos de sangre en los rincones del eco tanto hedor en la palma de mis
manos y seguir aquí con un puñado de abismos seguir aquí acaso como penitencia
velando mi propio rostro las orillas ateridas de la brisa y al mismo tiempo
lavar mi pañuelo impregnado de fotografías y tarjetas postales ¿qué puedo decirle a mi humanidad de hambre
aún con la presencia de los guantes de la angustia perseverando y preservando el pedestal de
esta habitación del dolor? (tanta lucidez
para mi propia ficción) en presencia de la luz puedo ver con claridad el
cinismo del teatro de comarca el pincel de las otras manos la duda de los
jinetes del apocalipsis y esa llaga gestual de lo diverso sangra la geometría
de la multitud: el mal insiste en su tronco de árbol como una música en
estaciones macabras: sin duda siempre existen motivos para dudar de la realidad
cuando el amanecer se apaga en las ventanas cuando lo furtivo rebasa las
palabras ahora debo afinar mi dicción asegurar que exista la memoria y darle
pupilas a los espejos: gozar la muerte es una especie de suerte y privilegio
gozarla así sea el último orgasmo en el imaginario del poema después de todo
las sábanas siempre quedan impregnadas de sudores después de todo el deseo
siempre nos muerde sutilmente: empiezo pues por entibiar mis palabras sin
nombrar lo inconfesable de la historia duele la fruición cuando ésta ironiza al
moho: pese a ello abrazo la sordidez de un pubis digo este grafiti de la carne
desnuda en el discurso deteriorado de las estaciones (la decadencia también tiene sus colores aunque sean fabulados: su
léxico discurre en los símbolos)…
Barataria,
13.IV.2013
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