Imagen cogida de la red
NICHO
…allí
estarás fuertemente encarcelado
y
la Muerte tiene la llave.
H.
W. LONGFELLOW
el cántaro
que por fin toca el asa de la memoria aquí el ciprés inoxidable del ánfora quizás el
musgo cifrado en la pulpa de la madera
con todos los eslabones del paisaje: entonces mi cadáver los cuatro costados del viento las antinomias
de todas las posibilidades de estar en
el cansancio del mundo en la reverberación del laberinto, el minotauro sin brújula de lo
transmutado —Kafka Ariadna lo sé incesantes en esta disyuntiva dentro de la
entraña de la angustia la identidad casi escéptica de lo subyacente todo es aquí insólito inhallable caótico
desde el punto de vista finito de las cosas (aunque
no queramos siempre volvemos a lo incesante de la conciencia al arquetipo
cósmico de la libertad) en mi
experiencia también mueren los nichos los pensamientos en declive la
hermenéutica del ilusionismo en su percepción simbólica de coexistencia —al final muero cada día y le
celebro cumpleaños a la muerte siempre con un dejo de niño travieso hacia el
escarabajo en la herida del espejo ¿caben los remordimientos y despojos? ¿sigue
la lluvia en su envoltura insurreccional? Dime qué haces rezándole al hambre al
padre nuestro cuando florecen los murciélagos (el sudor frío insulta al crepúsculo) después de todo éste es el
final de las campanas de ahí en adelante las sombras la muerte gris de la
paciencia el esplendor desolado de la tierra pese a la abundancia de crucifijos
y qué de los anillos del tiempo
insinuado y qué del itinerario inventado de los dulces y qué de la alacena de
la carne y qué del País sin testamento y qué de vos colgada del péndulo que se
aburre del vaivén: aquí las sucesivas
curvas del sujeto y predicado el conocer ulterior de lo insoportable quizás la
oscuridad como la única tortura disponible del yo pecador confieso que tengo
náuseas que mi cerebro es un desastre el teatro se volvió inútil en mi
conciencia por eso prefiero el camuflaje de la carpa el atlas del abandono en
la infame genuflexión de las vitrinas dispuestas a los incontables ojos de la
oferta y la demanda —ya dejé de pensar en quién me quita el sueño o quien me produce
bostezos —en las gotas incontables de la
lluvia— mojo el coro de pequeños cráneos el trapecio de la respiración todo
cuanto me es sinónimo de tumba (“en la pared de enfrente hay un mapa del mundo
le daré punzadas al intestino comeré limpio esta vez mientras vuelvo a lo
imposible se me antoja el oxígeno de manera intempestiva el derecho a vía que
tienen las sombras en la boca oscurece oscurecer es su oficio”) pero y el
amor en esta oscuridad en que lágrima cobra fuerza de río en qué murmullo
embarca su epidermis —aquí están mis manos entre la tierra para rescatar la
destilería de las flautas a no ser por el sueño por cierto el nicho sería mi
celda…
Barataria, 04.IV.2013
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