Imagen cogida de la red
COLOFÓN
Anochece en
las aguas de mi silencio: sé que es densa la antesala de la ternura el aliento
primero del asombro corporal la yema del dedo que se pierde en el regocijo del
polen —siempre estoy partiendo porque qué otra cosa es la vida sino partir
(ofrezco conciliar mis sueños acumulados
en las aceras quedarme aquí esparcirme perseguir los amarillos del paisaje y
compartirlos en la ventana salvo la distancia de los kilómetros de la noche
alguna superstición golpea en el oleaje a menudo vivo aterrorizado por las
navajas por las certezas lúgubres que me da la noche desembarco en los
paralelos amoratados de la madera conmigo el tragaluz de las carpinterías
siempre el café negro adentrado en el cofre del paladar) por suerte me
deslío de la hiel que producen las celdas por suerte lavaré mi ropa y las
fotografías todavía mi cuerpo deletrea el petate del arco iris sucede que los
girasoles cuelgan de las palabras desde el suelo florece la arcilla me veo
dándole las buenas noches a los esqueletos sentado leyendo con los ojos
cerrados un poema de cruces y orfanatos —claro nunca es fácil zigzaguear
en medio de las piedras sobre montes aniquilados de albahacas abrir las
estrellas sopena del resfrío (puedo ver mi sangre sobre la arenilla del
tiempo) un trozo de tempestad recorre mi pecho suenan espléndidos los
disparos a boca de jarro de los incendios ¿puedo morder la uva en el pezón de
la lluvia? ¿puede ser tu ombligo mi ánfora el césped que endurezca mi sigilo?
en medio de tantos vacíos me adentro en la misericordia converso por fin con
los fantasmas de la ceniza: converso río me pongo irascible me cosquillea el
labio leporino del hambre el ataque de eructos endemoniados la radiografía
retorcida del humo duele la raíz de la muela cordal en el último entrecejo de
los pulgares —¿puedo reinventarte sin renunciar a la transparencia? Sordo
respiro con mis gestos de viento abrazo los cansados alelíes del aliento ¿en
qué lugar crecen mis zapatos? ¿en qué
pozo preservo las aguas del espejo la
sal de las poleas del susurro esta desnudez imprecisa del desconcierto? Me
llamas ahora cuando ya sólo han quedado los rastrojos cuando perdí la noción de
los fines de semana el tiempo me reclama y me dice que debo marcharme quedan
apenas horas para atravesar el jardín ¿me aferro? he recogido el mantel y sus
partituras agradezco la risa ancha de la luz rezo al mar conmigo toda la
ternura ofrecida ofrezco regresar en primicia con algún poema desde el bolsillo
impregnado de monedas brindaré en la
rigidez de mi próximo cumpleaños habrá lejanías y ganas de pedirle a las calles
el asombro necesario…
Barataria,
18.IV.2013
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