Imagen cogida de la red
MIEDOS
Ta
peur est comme la foudre sur mon port.
RUBINSTEIN
MOREIRA
(Para ningún sueño hay
posibilidades con tu nombre: todo lo perviertes, lo magullas, lo asesinas con
las frivolidades del terror, —silba en los bolsillos la
desconfianza, siempre a merced de los oscuros relojes de la calle, los
hirvientes umbrales del entrecejo: a cambio de la aurora, tenemos callosidades
de escarcha en las sienes y un delirio que no cabe en la memoria. Todo lo
humano pervertido en la saliva, ¿dónde quedó la lucidez de las gaviotas? Sólo
hay espejos de saturada neblina, girar sin sentido alrededor de las luciérnagas,
cavas las axilas con las uñas del antifaz y luego lames la respiración del
petate. En las lunas febriles del semen, los dientes disueltos en los ecos oprobiosos
del desvarío. Existes a medio cuerpo del embalsamamiento, en las marcas y
patentes del miedo, en el tormento de la furia de los espejos. Marcha en fuga
el velamen de las palabras.)
Y ya casi la
hora, todo ha sido truculencia. —(Puedes argumentar
lo que
quieras), nada tiene sentido a estas horas del amanecer, aquí cuando
de pronto el
insulto es gratuito,
y en soledad
se apela a la noche, al mundo si se quiere del exterminio.
—Jamás el
mundo fue hecho a la medida de alguien, a menudo la cuna
náufraga en
plena noche,
cada
instante marcado por revelaciones bestiales,
el doble
espejo debajo de las sábanas, la asfixia atroz de los sentidos.
Como todo lo
perecedero, jadeo y zigzag ceñido a lugares lúgubres, a la mueca
de embudos
del asco, a la pobre jaula del monólogo cuyas esquinas,
vacían los
ojos que contemplamos.
Y hay algo
todavía en la proximidad: la extraña inquietud por la risa,
o la
caricatura del horror que nos sobrevive con peculiar odio de clavos.
Entre esa
destrucción, respiramos para morir en los ecos del aljibe.
Barataria,
13.II.2013
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