Foto de Mia Feigelson's FB Gallery, cogida del FB de Viky
Frías Ruiz
EXTRAÑEZA
Después de aquella risa en la pantalla roja del amanecer,
la ceniza
de la flor en sus intensos papeles grises;
—huesos, extrañas persianas,
osamentas de luciérnagas en los pómulos,
el presente con su agónica
transitoriedad, solapas sin ojales.
Sin duda, todo es diferente:
la caída libre de los trenes
sobre los deseos imposibles de la lucidez.
Cada vez la lejanía es la próxima
mesa servida en los resortes del agua,
en la cerradura que nadie podrá
ocupar de albergue.
Para nuestra propia salvación, la
ceremonia insólita de las calles oscuras,
(si hay algún páramo en el camino, debemos masticar las antenas
del cactus,
y luego poner la barba en remojo del horizonte.)
Para morir no quiero tus palabras
mutiladas, ni el embudo de los juegos
del humo del horizonte fermentado
en los encajes,
sino la libre determinación de
las ventanas,
los días libres de hojarasca,
todo lo que no sean brazos enmohecidos.
Si un día llego ciego a tu
puerta, es porque preferí sencillamente las alas.
Frente a mí, el camino dosificado
de los párpados, el vuelo incesante.
Aún el sabor a escombros ronda la
tinta:
—partí, hace ratos, de los juegos
atávicos de la extrañeza.
Barataria, 03.II.2013
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