Imagen cogida de la red
SIMULACIONES
Un
sombrero en el aire es un juego perenne de alas. Siempre jugamos
a
transcribir los olvidos y en ese modo de ser, las tempestades no eludidas.
Andar
solo y entre ausencias resulta difícil: algunos lo hacen con muletas.
Siempre
voy errante. Ya hace bastante tiempo de esto.
Escribo
mis extravíos con los brazos abiertos, si sólo hubiera brazos,
no rocas
alrededor del aliento.
Si solo
aire en vez de tantos murmullos agrietados.
Hay
tantas fisonomías ennegrecidas por ese vacío de alas de los murciélagos.
Sobre los
huesos de cada relámpago, la humedad tenue de las tumbas.
A menudo
los espejos cuelgan sus simulaciones en un hilo de ceniza,
o en las
bocas rotas de apretadas axilas.
(Lo cierto es que hoy o mañana todo se
deshará, aun el silencio transformado
en polvo o ceniza, aun la geometría de la
espina en el ojo ajeno.
Mientras uno no muestre lo que es, será la
ausencia la que nos golpee la cara,
o vuelva íngrima la falsa escritura de los
muertos.
Únicamente la vida es fugaz, no así el dolor,
la lágrima plegada a la desnudez.
Las aguas fingen superficies amarillas y
castos sueños.
Yo me quedo aquí junto a la hoja de la
intemperie: repaso cada uno de mis fríos;
me quedo con lo que el destino me ofrece.
Mi alma guarda desde dentro el necesario
equilibrio.
Me resisto a comer lo que no trabajan mis
manos: alguien festejará mi extravío.
Ningún
poema es suficiente para excavar la lucidez)…
Barataria,
25.IX.2016
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