Imagen cogida de la red
REVELACIÓN
DE LA VIGILIA
(Siempre el
país con todos sus equívocos, negando la otra parte de la cara.
El tiempo
nos desconsuela con su locuacidad ajena.
Frente al
espejo, toda la escritura en coágulos o estrangulada.
Siempre
resulta feroz la gota de sueño que resbala de las ojeras del poyetón
donde se
arrinconan las uñas del infinito.
A lo largo
de nuestra maltrecha geografía, todavía tiene eficacia el odio
y los
juegos intrincados de los acusadores con sus ardides de virtual casuística.
Parece que
en la memoria solo prevalece el cuchillo amarillo de la malignidad,
el disco
rayado de los aullidos y la protesta con su tensión de gritos.
Casi como
nada, únicamente la nostalgia y su lirismo a ultranza.
Toda la
ferocidad de este tiempo se puede adivinar en ese rechinar de dientes
de la
gente, en las abstracciones ambiguas que uno hace del lenguaje,
en los
excrementos que horadan la sed la noche.
Tenemos un
país rotundo de sofistas, un país pétreo, un país de fingida justicia.
Tenemos un
país solamente con nombres obligados, con amantes sin delirio.
Algo es
bastante para estar únicamente ciego. Siempre es atroz el amor sin atrio,
inarticulado, el ultraje disfrazado de locura o metamorfosis.
Este país,
un estrecho camino de máscaras: no hay lugar que no simule,
ni día y
noche que tenga el mismo rostro, ni mentira que se canse.
Todo me
obliga a creer que es necesario abrir otra ventana, de pronto con rostro
diferente, donde la tirantez y la sombra dejen de ser puerta.)
Barataria, 22.IX.2016
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