Pintura de Lars Eje Larsson, cogida de Pinterest
TRASIEGO
Esta sed siempre
se atreve a buscar en medio de las linternas ese sonido que trasiegan los
ahogos: acaso porque ahí enciendo todas las intemporalidades y la memoria que
contiene mi respiración todo el sudor natural de la entrega en mis ojos está la
herida de la neblina y la pira de los incendios que uno inventa en los
despeñaderos del vacío uno trasvasa los escombros de la desnudez hasta que el
sonido del tiempo cae al fondo de los sedimentos en mis días de lámparas nunca
pude ver el cadáver inapelable de los sombreros ni los riesgos del martillo
expectante (todo era un juego de
acertijos el rumor afinado del insomnio las miradas cavernarias del azogue los
pedacitos inmóviles de la asfixia la primitiva tiniebla de las inmundicias con
su apariencia de feroz jaula: en ese descolocar o inclinar el alambique las
moscas con su fuerza inclemente o el monólogo invisible de los latigazos o las
degradadas pasiones de lo impúdico) —se me hace difícil el tránsito entre
tantos nombres muertos u olvidados nombres y ojos lejanos bocas y brazos distantes
me dejo caer entero a las funerarias de polvo y telarañas ahora que lo recuerdo
sólo intenté ser entre tanta distorsión de esquinas y cachivaches entre días de
violentas multitudes y descompuestas certidumbres ya revueltos los crepúsculos
cualquier noche hizo lo suyo: velar el desecho de mi Paraíso o beber la caída
de los horcones de mi sombra entre el escombro y el frío los miedos que suscita
la nostalgia y su rostro de cancerígeno aborto: en el ojo de tinta sin embargo
todo es combate por eso asumo mis miserias y muerdo las usuras sin superstición
alguna nadie puede justificar el hedor de la podredumbre ni hacer simulacros
con la asfixia de todos los amarillos irremediables el buitre de lágrimas en el
tórax y la viscosidad inmóvil del martirio desde el puño de la herida la sal y
su caducidad doliente los instantes comunes y ciegos del tedio o los
agolpamientos que propicia la retórica (nos
llueve desde las sillas desoladas del crimen desde las fechas que nunca
inventariamos hasta el arrojo del agua hirviente entre tanta historia de
homicidios se nos va adentrando la tristeza hasta que el ceño encaja en los
féretros) por si fuera poco se acaban las alas y enmudece de rugosidades el
aliento sólo nos queda la locura como posibilidad de indulgencia…
Barataria, 2017
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