Pintura de Antoni Tàpies, cogida de Pinterest
RITUAL DE LA ENAJENACIÓN
En los saqueos del
aliento también las aguas y sus dominios cotidianos el sofoco y sus envolturas
domésticas los utensilios que se usan para el ritual de la enajenación: en
presencia del catecismo de moho los cenáculos de la noche muerden la entraña
cada quien desteje las telarañas de la intemperie quizás las oscuras
perversidades de los túneles al conjuro de la hoguera me adentro a los abismos
a los lenguajes de filo de los roedores: frente a la viscosidad de un sollozo
el subsuelo de la penumbra alberga los estrechos desvanes de los poros la abeja
que finge su propia capitulación (asciendo
a los paisajes oscuros y a sus sinónimos le presto a mi sombra el umbral de las
puertas las obligaciones perennes en la memoria quizás Flaubert o Sartre o
Joyce en aquellos diálogos de probable abismo quizás las distancias o cercanías
deseadas de Pérez-Reverte en el “Tango de la guardia vieja”, a lo mejor las
suplantaciones en “la invención del amor” de José Ovejero en el vendaval se
descuajan las nitroglicerinas el destejido del Hades y su piel de catarata desposo
la mosca en el jardín de tu boca asido de cuellos degollados de nubes
compuestas de bengalas es tangible el alfabeto de Freddy Krueger en el silabeo
de las estribaciones o en el ruiseñor desnudo del vilano ahora que le doy
vuelta a la página de las semanas recuerdo los manuales de los naufragios y
todo cuanto de amor dan los circos las tarjetas postales las cartas clínicas de
los vacíos pulverizados usted es un laberinto en mi lengua hirviente un
infierno de explosiones y cabalgatas un golpe hondo y turbio como el hambre de
una tumba cubierta de asfalto sobrevivo al fragor de mis goznes pese a los
accesos cerrados de las ventanas pese a los estragos de los pies en el pedestal
de la muerte) —ante la asfixia que habita en las ruinas del mundo siempre
Nadie frente a mis ojos siempre los damnificados de sueños la dura escuela de
los meses y los inexplicables funerales de los parques pero el pájaro respira
en los encajes de la piel diluye eclosión y rescoldos ay la hora nona en
Vallejo o los ojos bajo los candelabros de Eliot: pienso en el pólipo de los
balcones y en el pecho deshojado de la cobija y en la sombra de Caronte…
Barataria, 2017
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