Pintura de Arshile Gorky, cogida de Pinterest
FOTOGRAFÍA DE LA DEMENCIA
Mientras camino
perdido en medio de la niebla justo en los ojos se deshojan las aceras Las
horas desasidas de las manos los ángulos obtusos del fuego y este fuego que
quiere ser olvido: en los diversos monumentos de los cementerios los cadáveres
babean sus propias imprecaciones al igual que las úlceras tempranas de la
infancia (digo cuando las llagas o los
pasamontañas son pájaros de mal agüero quizás extrañas bocas de la irrealidad) a
veces la memoria confunde las idolatrías ciegas
lo invulnerable que en principio nos parece la penumbra las bocanadas
grises de los espejos los exilios acumulados en el aliento: nada nos absuelve
de las fotografías ahuecadas de la demencia ni de este país con tantas fisuras
abismos heridas adioses (la brasa es la
brasa áspera de la muerte la crónica del sollozo y sus múltiples decapitaciones
el cabeceo de la añoranza) en la cama aquella noche larga y oscura de
bracear en aguas turbias y ser señuelo a la vez en medio de la zarza y ser
sepultura mientras amanece y la otra mejilla para el que aguanta la espina
turbia de cuanto pueden hacer las heridas —ya han sido quemados o acallados
todos los sueños uno no siempre puede disipar esos trocitos de agonía
traspasando la garganta las sienes salpicadas por las sombras del miedo el
caballo oscuro de las miradas o el toro reencontrado del abandono: en todo
están los jardines caídos de la noche y las infusiones de los muertos como
relojes opacos que golpean el fondo del lenguaje ignoro si después de quemar
los harapos la ceniza se torna memoria o solo hay que pensar en la jaula de la
alta hora petrificada del olvido (ante la
injuria pienso en el espejo de la desmemoria y en el frío que cuelga de paredes
de bahareque) la verdad es que a ratos se vuelven imposibles los ojos y los
diferentes itinerarios de la orfandad me muerde a cada rato la sombra de la
huida el papel quemado de los gemidos la boca que sin saberlo muerde las
ambigüedades detrás de la hoguera de tanto tiempo inclino el antifaz de lo
obsceno: me sumo a los extravíos de la escoria mientras suda lo postrero y lo
inverosímil (en algún lugar por cierto dejaré
de pronunciar tu nombre mutilado)…
Barataria, 2017
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