sábado, 2 de septiembre de 2017

JOROBA TEMPRANA DEL PRETÉRITO

Pintura de Jackson Pollock, cogida de Pinterest





JOROBA TEMPRANA DEL PRETÉRITO





En el hueso de sal de la huida los ahoras quebrados del ala y el pie curvo de lo irrestañable crujen de falsa sintaxis los zaguanes y cada una de las sombras gemelas de los ojos y cada entierro que hacemos en la desbandada de saliva de los pañuelos: el futuro no deja de ser una eternidad famélica en los colmillos del hambre o en ese plural claustro de la metafísica sé que todos los fuegos se apagan en los féretros el sabor tísico de las sombras o las distancias la joroba temprana del pretérito o este dolor de relojes que nos deja el horizonte toda la memoria escarba de puntillas en los orificios que va dejando el grito de la carcoma en la obediencia del páramo los anillos desarmados del descolor o el acto posible de la tortura en su pecho de lentas ojeras caminamos en medio del colapso del peltre y calles con oscuros atriles y espejos carnívoros de galopes siempre resulta terrible el azúcar de la inocencia y la amnesia en un costal de júbilos el dolor en un puño de ruinas el despojo en un cuerpo torturado  —hay tanto de ayer que sólo fingimos el presente le damos mordiscos con laboriosidad de proxenetas ante la pesadumbre sin condones respiramos en pedacitos de azar los mediodías las dietas para jugar a los yogures también ensangrentamos de ebriedad las solapas sordas del cuerpo el sollozo de alguien que perdió las ventanas en los trapos viejos del minuto ya hay suficiente martirio como para seguir invocando ángeles protectores: en esta hamaca de dolor se encaraman las palpitaciones decapitadas de la desnudez y aquella porfía de buscar los pasadizos  debajo de la demasía mientras dan ganas de saltar la alambrada con zancos (en una geografía maltrecha solo hay espacio para el sarcasmo para la novela y de vez en cuando el sexo en paracaídas claro que no es fácil la alborada de lo agridulce ni besar en cuclillas la montaña bisílaba de la propia locura: a veces sólo hay que pensar en la barricada de las intoxicaciones y en los rasguños que nos dejan los dientes y en la conciencia anegada de matorral y en todo eso que supone pesebres en medio del desparpajo) en todo caso soy inocente de cuanto predican ojales e hilvanes cada quien es responsable de construir sus propias oscuridades: a menudo hay que regresar al espejo para ver las propias confusiones…
Barataria, 2017

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