viernes, 1 de septiembre de 2017

SEMBLANTE DE ZAPATOS

Pintura de Vincent Van Gogh, cogida de Pinterest





SEMBLANTE DE ZAPATOS





En las tardes me pongo a transpirar las hojas sucias de los periódicos y las otras hojas que van acumulando las aceras y las calles ennegrecidas de mis abrazos y los pájaros que fluctúan picoteando mis ojos: yo siempre ciego alrededor de mis residuos en medio  del teatro movedizo de las cucharas y su avieso furor y su balde de agua fría a mansalva y el verdugo convulso de los excrementos: siempre los cuerpos chamuscados en el baldío de la deshora por supuesto en esto no existe posibilidad alguna para inventar otros silabarios toda certidumbre escapa en los vacíos o en la oscuridad no cicatrizada del aliento para mañana de nuevo los estrépitos del silencio los mocos anudados a los horarios las viejas inspiraciones azufradas de lirismo (cada quien cumple con su deber con la palabra más allá de lo impalpable o las demasías o las omisiones)  tanta sevicia no puede perdurar larga vida ni florecer en invernaderos de dunas ni en ese manicomio derrengado de la animosidad juego al cántaro de ataúdes de las palabras  a veces me atrevo a masticar las ilusiones el pez atrincherado en ciertos silogismos el manojo de hongos dentro del ala para luego sentirme humano y llorar mis historias seminales al cabo necesarias dentro la propia moribundia  algunas veces uno finge donde nadie más lo hace o ríe o llora o copula en los declives de la lluvia o muerde las rodajas de viento de la angustia o pide un taxi para cruzar con prontitud la neblina que nos deja el amargor de la tierra suelta de los difuntos (la indiferencia borra las paredes de bahareque en mis fotografías nunca preguntan por mis incineraciones bueno tampoco responden a su propia asfixia) todas aquellas grietas parecen telegramas muertos de optimismo o mareos demasiado prolongados de la tortura o descampadas frustraciones de bisutería o epitafios de sostenes desvencijados siempre resulta extraño lo irresoluble y más en tiempo de confusiones: siempre despierto al punto del sobresalto y con la avidez depredadora que tiene la herrumbre en la sección de clasificados las quemaduras indeterminadas de las puertas y las telarañas que fácilmente enredan mi lividez hasta el punto de lo ominoso (jamás supe cuando enmudeció su ternura)…
Barataria, 2017

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