Imagen cogida de la red
SOMBRA KAFKIANA
Usted ni lo imagina
después de todo: no imagina los retrovisores de mis palabras esas extrañas
torpezas de mi locura los extremos cuidados que tengo con el chorrito de orina de la calles con las murmuraciones que
empañan mi titubeo a menudo fulminantes figurativas las más de las veces ya
fuera de cualquier decoro me río de los pliegues visibles de las arrugas claro no
siempre tengo elección así que agacho la cabeza y huyo del absoluto de la
ferocidad constantemente me quedo contemplando la melancolía lo incorpóreo de
viajar por estas calles del país lo infinitamente repugnante que es mi joroba
la sonrisa descascarada y frágil de la
geografía al momento de arreglar las verdades de este mundo: hay muchos ojos
puestos en mi mesa frente a mí algunos desastres las sombras kafkianas de los
periódicos los cómics cocidos a fuego lento traslúcidos para no hendir
demasiado las conciencias —de pronto siento que me es familiar el olor de las sombras la
oscuridad indecisa de sus partes el presentimiento que se abre con alguna
certidumbre (al cabo la felicidad siempre
se nos muere primero yo lo he advertido siempre ante el despojo tanta humedad y
recuerdos no son posibles cuando la ceniza se esparce en mi locura) retraído
el corazón no escucha las mareas ni las moscas de las gesticulaciones vacías ni
los objetos vibrátiles de las antípodas uno está sujeto a los estados naturales
de lo dantesco y a esa guarnición de discursos entorpecidos a voluntad de la
sapiencia mis interlocutores habituales son los mensajes subliminales de un
anticuario lúdico esperando la revelación de algún camuflaje o también el
colorcito de las visiones desteñidas —en la hoja cavernosa de mis poluciones un aullido de cuchillos
rebota en mis ijares mientras sigo añadiendo fotografías a mi melancolía a
ratos silbo es cierto en vez de balbucear escribo tratando de cortar mi cordón
umbilical o limpiar las suturas que me dejan los equívocos es cierto a veces
oigo risas grotescas como el monóxido entrando en mi garganta o los coágulos de
paraíso de la cópula o el hormiguero abominable del pecado por lo demás tengo
una espátula para rasparle la cara a las estatuas a fin de que convalezcan de
su delirio
Barataria, 2017
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