Pintura de Alexander Zavarin, cogida de Pinterest
DESHIELO
Entre la inocencia del viento oigo los
furtivos fusiles del escalofrío y aquellos puñales de deshielo de la fuga del
país: entre los difuntos ahogados de los espejos tu rosa de vahos en mi boca el
incesto del pájaro sobre los mausoleos la sartén del vestigio en las poluciones
de las semanas supongo que en las cuartillas de la patria no cabe ya nuestra
tinta ni la sed reverencial de los chuchos detrás del hacinamiento de las
axilas es incalculable la lluvia de pólvora en los ojos de la noche y la bestia
del vómito entre los tantos fósiles atónitos con los que uno duerme —nunca tuve más certezas que la vida
enfangada en medio de fieros jardines de ceniza a veces uno tiene por
imperativo que renunciar a la demencia a la afasia de los bronquios y a cierta
melcocha de los falsos estupores que propician los bostezos de ese coro pétreo
del poder (claro a veces sólo pienso en
la madera de tus senos y su olor a aserradero a tu vellosidad de cierzo sin la ropa íntima que a nadie le
interesa) a nadie más le interesa andar a la patria en el bolsillo y
sobrellevar todos los gruñidos de la muerte los interrogatorios del vacío la
aglomeración de los desagües el frío intenso de la pobreza sin paraguas a nadie
le importa la covacha de nuestros delirios ese castillo de naipes en
promocionales o el simple féretro de los trenes donde ya no cabemos (nada ha cambiado desde entonces) aunque
todo esté en manos diferentes: el erario nacional por ejemplo la embriaguez del
vestigio de los retretes el aluvión de las decapitaciones pese a toda esta
oscuridad todavía hay borrachos en las cunetas que acaban mordiendo su propia
putridez —vos claro pensabas en otro
paraíso más benigno yo en cambio en saltar los vapores del alfabeto y en
envolverme con otras cobijas que no fueran la sospecha pero eso cada quien lo
sabe: al final todo nos destruye como las estadísticas de las morgues
salpicadas de caries y bisturís como el invierno de la indiferencia y su
impecable idiotez (ante tanta penumbra
sólo te ofrezco mi ternura de andrajo al parecer muy poco para tanto disparate)
a veces todo es tan oscuro como la ronca mordedura de la tempestad o el
devaneo de las ojeras en el desenfreno en el rictus de la eclosión el melodrama
de las cobijas rotas…
Barataria, 2017
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