Abstract Art by Olga Shagina, pintura cogida de Pinterest
INFINITO DEL ALAMBIQUE
Ni siquiera sé para dónde camina mi conciencia
a menudo encallada en los retretes: en ella hay llagas y ancianos dolores como
si fuese una piedra perenne de ebrias fermentaciones: ni siquiera duele ya lo
trágico de la ternura y el pasadizo secreto de los espejos el andrajo desnudo
de los brazos el hilo roto del tabaco que carcomido de pupilas hace de lo yerto
otra penumbra mientras camino la memoria de trenes se enreda en esas astillas
que nos dejan los adioses me da miedo irrumpir en las mortajas en los flácidos
orines del alba o en el ensayo y error de la gota de infinito del alambique
ensimismado de grises para mis manos es suficiente un grito de cementerios un
rostro muerto de espejismos un almanaque de bocas funerales ya he perdido la
cuenta de los tantos ataúdes fenecidos en mi hastío del altavoz mordaz de los
adioses de cada golpe hecho polvo y circunscrito en las puertas una a una se
abre la proclividad de las aceras las arrugas que de pronto capitulan en su
propia jaula inmóvil la avidez de lo
impasible respira en mis huesos hasta lo pétreo del lirio mortecino —siempre me desayuno con los muertos que ha
arrastrado la lengua durante toda la noche y ahí hay goterones de ceniza del
amigo o adversario o simplemente de vecino siempre cabe la posibilidad de morir
y seguir viendo este más acá diseminado del fuego para colmo de males la
democracia es un remedo del tamaño de la cabeza de un alfiler y así hay que
vivir haciéndole cierta reverencia a la imagen santa y apostólica de los nuevos
tiempos: en algún lugar se ha vuelto luctuosa o delictiva la virginidad de los
bolsillos por eso el país está como está: el deseo no puede ser deleznable ni
sujeto de cárcel ni extinción de dominio si acaso de desvelos cuando se
enmudece por indulgencia (en otro tiempo
me ensuciaba de orgasmos frente a la república mientras el ánimo se hundía ahí
en el precipicio con el susodicho goteo de los cañonazos claro mucho del
extravío era confuso y ella siempre llevaba las de ganar con su audacia de alud)
uno no puede olvidar las fauces de las letras mayúsculas ni el aliento
descuidado de la porfía…
Barataria, 2017
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