Pintura de Manolo Millares, cogida de Pinterest
ALFABETOS PRECIPITADOS
Aquí los sueños desamarrados y sin anestesia
la fosilización de la tristeza y la vocación verdadera por los pañuelos: ante
la desconfianza se nos impone la autorregulación de cada escalofrío en su doble
filo la mordaza del bisturí pigmenta la yugular hasta desfondar el horizonte (a veces es para reírse del amor subvertido
en el envoltorio de la desnudez) en las estrías que nos han dejado tantas
cicatrices hay puñado de nostalgias, pero tal como dice Virginia Wolf: “No es
necesario apresurarse. No es necesario brillar. No es necesario ser nadie más
que uno mismo” al final se hunde en nosotros un desierto aunque sea de
anquilosadas paredes por doquier la madera precipitada de las ventanas y el
abecedario a punto de desfallecer entre las manos hay muchos alfabetos ásperos
que trepan al sueño y espinas desganadas de entrar a la piel y noches de grueso
follaje en abrigos aturdidos: frente a la página del infinito me es imposible
evadir las nostalgias: el arroyo del peñasco que me habla el pezón dulce
transcurrido en la corriente o los empapados minutos del cuello mientras camino
también recorro el espejo labrado del invierno es como si de la línea de los
poros saliera el incienso el centelleo del ápice de la lengua y desembarcaran todos
los peces al unísono muerde y retumba la respiración sube toda la corriente
después quedo como el país: gastado de zapatos y de boca alelado inclusive
frente a los puntos cardinales —sé que
he sobrevivido a tantas vidas: mi niñez, adolescencia y juventud a veces sólo
importan los recuerdos y sus alcances el cuerpo es más cierto que el amor
aunque uno acabe bostezando en medio de los tantos embustes de la deshora de la
guerra y los muertos sólo recuerdos las huidas y los canastos de pájaros
sacados del pecho a fin de cuentas mis manos no eran tus manos y para nombrarte
tengo que sopesar las espinas y abrirle hoyitos al fuego y desamarrar las
precipitaciones y condenarme cada vez que me excito uno sólo se marcha hacia
donde no existen los estados de sitio ni diseccionan la intimidad ni ensordecen
las palabras claro que el alfabeto puede alcanzar el absoluto de la gangrena o
el camino mortífero sin la conmiseración del caso
Barataria, 2017
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