Pintura de Manolo Millares, cogida de Pinterest (Cuadro Nº48.
Óleo sobre arpillera. 88 x 130 cm. 1957.)
LLUVIA DEL RASTROJO
Nunca he sido del coro de los manicuristas ni
de los pedicuristas pero sí de los
ceniceros de los bares donde se ensucian los genitales: siempre he sido parte
de ese mundo degradante de las epilepsias de la vejez prematura de los ánimos
de la sobredosis del cacareo del país: hay cosas que no son recuperables el
torrente sanguíneo por ejemplo la rosa soñada en medio de los alacranes de la
almohada luego los médium y profetas con su hipo sádico me he quedado pensando
en todas las vértebras rotas del lenguaje en los herrajes que propician la
asfixia quizás también en aquella ciénaga volcánica donde crecieron los
destrozos de la adolescencia y la demencia desarticuló mi prolongación de
equilátero después he caminado impávido sobre muchos orificios a veces
imaginando mis tobillos destrozados seguidos de prolongados silencios: es
inútil ver la calle estirando el cuello a través de la ventana al otro lado de
los ojos muros de adobe inaudibles pegados al aliento salvo una rendija de luz
ahí te veo como un cuentagotas que nunca acaba con la sed de todas formas el
rictus de mi cara no abre cerraduras ni las rodillas avergonzadas en un
caballete ni el caballo de viento siempre semejante a una sobredosis de ataúdes
siempre pienso en la similitud de todos los cadáveres en la puerta que nunca se
abrió que no pudo abrirse me temo que al permanecer aquí acabaré en mueca en
esa sombra rota que van dejando las entrañas en los andenes quizás en telaraña
tal las enredaderas en los baldíos insólitos de la piedra pómez — por cierto ya no seré el excremento deglutido ni el gemido de
lo inmundo: siempre he supuesto que camino entre sinfín de enajenaciones tras un golpe y otro uno ya
no sabe cuándo será el turno de la conciencia o si en la deshora se puede
encontrar el velamen de la patria no aniquilada tu rastrojo es una lluvia
permanente en mi laberinto: en tu sueño los fármacos de mi jaula en el mío el
vástago sobre tu cáliz el perenne mecate sobre tu cuerpo…
Barataria, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario