Imagen cogida de la red
MOSCARDÓN
…bajo
el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio
del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se
miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
Antonin
Artaud
aúllo sobre
el moscardón monocorde de la nostalgia a los cuatro vientos el girasol de la
sal en los párpados en el patio intermitente del aire la mesa vacía sin
comensales ciertos salvo el rocío estático de los recuerdos ya han madurado los
huesos como esos viejos aperos colgados de la viga del tabanco del cielo cuántas
veces he muerto resquebrajada mi garganta nunca es fácil el camino de lo humano
ciertos caminos del racionalismo cuando nos enfrentamos a ciertas posesiones:
es extraña la flor que cuelga de la flama del mechero es extraño el cerillo a
destiempo de los murciélagos dónde está lo fantástico y mágico sin meterme en
la rendija de la tinta en la historia metamorfoseada de la saliva en los
manuales de la suspicacia inquisidora —Dios sabe que me dan ganas de reír o
llorar estoy ciego de tiranías ciego de suicidios ciego de tantas tardes en mi
corazón en una página y otra lo insaciable que resulta la página levita el
demiurgo este dolor obligado de las contradicciones mía es la angustia y estos
güishtes enarbolados de “las flores del mal” este escarabajo transversal de mis
pequeñas guerras interiores el cadáver del absoluto carece de fisonomía es
terrible el parpadeo de la desesperación resbalan las ausencias en mis manos:
siempre es extraño el paisaje que cuelga de las mochetas del umbral toda la
noche desafía mis raíces hoy o mañana los tumultos de la fiebre esas
fotografías con ojos sepia reducidas a implacable ceniza a veces me arrodillo
frente a una tarde sin pájaros la soñolencia derrama su finitud los presagios
del mugo como muertos silenciosos dolientes de soledad qué duro es el olvido y
el llanto los incendios que provoca lo inapelable el sarcasmo de la
esquizofrenia las colillas múltiples y los escupitajos repito la noche en los
prostíbulos y en las calles con grafiti tambalean ahora mis remordimientos la
terquedad de amar sin recompensa la terquedad porque me rediman los funerales
todo es mínimo en el sendero de la polilla mínima la voz la cara inexplorada
del horizonte la caligrafía feroz del humo el triángulo inequívoco de la
voluptuosidad el pescuezo sin forma de los agujeros esa fatalidad resuelta de
las navajas ya es imposible a nada me atrevo todo lugar es extraño con palidez
de firmamento es duro el puño de la meditación la lengua lamiendo la llaga de
las esferas del recuerdo siempre desato los pies hinchados de la tarde hay sin
duda dolores más inmensos que la culpa ahora mi rostro solo busca un manicomio
o un antro con piscuchas mi conciencia ruega por el cementerio de la infancia
es lágrima o luciérnaga esta misericordia morder extrañamente la ciénaga del
estupor el elefante de la desesperación el infinito derrengado y hecho jirones
hollín derramado sobre la piel sé que antes del búho todo fue euforia luego el
desatino empezó a fluir como enmarañadas ratas: bajo mis ojos al lecho de la
caverna mientras emprendo de nuevo la travesía obligado a la profundidad de los
clavos echo de menos las alas en consecuencia debo acostumbrarme a lo hosco que
a menudo resulta el delirio…
Barataria, 26.IX.2014
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