Imagen de André Cruchaga
VENTANA
Desde aquí crepita el arado de
las estrellas, y aquellos techos de la tarde.
La densidad es increíble cuando
todo está destinado a los ojos.
—(En las ojeras las certezas son más profundas, aprieta el desvelo
de los acantilados, y los dedos convocados por el viento.)
Para que muera mi pecho
las paredes de adobe del
horizonte hacen lo suyo: acogen en pedazos
el pálpito. (Luego las alambradas de la neblina como libros cerrados.)
Desde aquí, pues, las nubes
disfrazadas de pájaros,
y el polvillo del calendario en
transitorias osamentas.
A la distancia, alguien
seguramente filma su propia película y ríe de estupor
mordiendo sus ingles…(Creo que la vehemencia nunca ha sido
multicolor
por más ímpetu o impulsividad de la demencia.)
Barataria, 18.X.2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario