Imagen cogida de la red
DISOLUCIÓN
El campanario de sal disuelto en
las aguas. (No es masa uniforme
el pañuelo y el oleaje, sino rotura en la acidez precipitada.)
En el último huir de la noche, el
musgo despoblado del camino.
Atardeció antes en la selva de
las constelaciones: (hasta donde sé, sólo
los cementerios se tornan domésticos, ocasos en el escollo del
arcoíris.)
—Ya no hay tejados limpios para
anclar las alas, sino el derruido tabanco
de los párpados, y el picotazo de
los trenes en el subconsciente.
A más de las begonias y la sábila
con espinas,
el paraguas fatigado y afónico
dentro de aquella agonía de embarcadero.
—Iba. Venía. Enmohecidos los
puntos cardinales.
El murmullo se hizo alfabeto en
esta desnudez de metales desafinados.
Dejé de ser sanatorio y boca,
ahora cuelgo afiches de puertos en los árboles.
Barataria, 03.X.2013
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