Imagen cogida de nubes.balearweb.net
OSCURIDAD
Ahí, quemado el último estertor
de la luz, negras las retinas del tiempo.
El espejo apenas visible colgado
en los cuartones del cielo.
Todas las pepitorias irreales en
los minutos que quedan de las colillas:
alguna alacena insondable donde
guardo mis tiliches,
el guacal apoteósico de las
obsesiones
y el imperativo de sonreírle a
las escamas de la almohada. (En un mundo
de consumo cada quien aprende a subsistir en medio de los
sonambulismos.)
—Por cierto que no se necesitan
máscaras cuando la oscuridad abunda.
En la mesa de la voracidad, la
profecía de los azores.
Ya lo dijeron los zompopos cuando
desvanecieron el jardín…
Barataria, 10.X.2013
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