Imagen cogida del FB de Alexe Rau
RICTUS
A veces nos toca, como una
ecuación hostil, fruncir el ceño y engarzarlo
al rictus petrificado del ahogo donde
aúlla redondo el desequilibrio.
Existe el rictus de la vida y el
de la muerte: en ambos el tránsito de la materia,
las formas y vacíos del aire,
la redondez de una hoja cercana a
la lágrima,
Diógenes multiplicado en la sed,
la boca en los panes repartidos.
(Más allá del suplicio de los ecos, el ensueño es un desliz de
lejanías,
otra forma —quizá— de la huida del tiempo y sus devaneos.)
Ante la realidad del sendero, la
metamorfosis necesaria del pájaro:
¿es mueca, acaso, subir y bajar
las escaleras del árbol sin la buena salud
del conjuro? —Respiro ante el
avío de las estaciones…
Barataria, 25.X.2013
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