Imagen cogida de la red
LENTITUD
Apenas el resuello en la
respiración de la madera. Lentas semanas
de verjas, la penumbra ciega en
las pupilas.
¿Habrá alguna eternidad en la
contemplación de las campanas, en esos corredores de la vigilia, en la aridez
del viento?
¿A quién habré de fiarle después
de todo, el tiempo, y este nudo de melancolía?
¿Quién recogerá los folios
compulsivos de los zapatos y el barro del zodíaco?
—Se me hace tarde la mañana
deshabitada.
(A lo largo del camino, he acumulado promesas. Promesas incumplidas,
claro.)
Sobre el mapa de la losa, la
escarcha fría del invernadero.
Duelen las palabras sobre el
tapiz del cuerpo: siempre lento, manso:
las puertas amarillas que se
abren al mar devorado en las floristerías…
Barataria, 12.X.2013
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