Imagen cogida de la red
CHARCO
Las monedas del charco de la
tristeza ahogadas en el lenguaje negro
de la extrañeza. No hay salidas
para este otro cielo de oscuras alquimias.
Es sombra sin nombre, mientras en
él amanece el suplicio, la densidad
del aliento donde hundidas
escarban las vértebras.
¿Dónde están las aguas análogas?
¿En qué madera el tiempo no se pudre?
Nunca faltan los pájaros
metálicos de la muerte.
Las manos torturadas junto al
cuerpo y los cansancios de las llaves sin ninguna
puerta: ahora el fango ha
mutilado los dientes de las semanas;
a veces hay que sonreírle al
puñal amargo del lodo, al cuerpo amarillo
de la patria, a la miseria que se
yergue con todo su puño deformado.
Arrecia la tempestad con y sus
impudicias. Los peces derruidos de la avidez.
Debajo de este mundo turbio, los
bolsillos sólo con sus cansados días,
y los sueños quebrados como la
arcilla.
—Grita el tiempo junto con sus
harapos de innumerable partida.
Ante la desnudez del despojo, la
libertad es un crimen de lesa humanidad.
Después de todo, el insomnio es
como el tren vacío de la niebla. Como el reloj
en la tinta china de la
matemática. Me distraigo siempre en lo inexplicable.
Barataria, 27.I.2015
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