Imagen cogida de la red
COFRE IMPOSIBLE
El sueño muerde los frascos
genitales de la mañana: es exhausto el cofre
imposible de estos días con su
tráfico desahuciado.
Todas las agujas como un semáforo
blanco de cadáveres. Los buzos ciegos
de los cangrejos del pensamiento.
Cada vez los largos focos
seminales de las constelaciones, las prestidigitaciones
en la línea telefónica del
sacacorchos. Cada quien lee entre líneas los trajes
de la música ahumada de las
aceras, la brizna pútrida del ala.
En el múltiple pétalo de la rosa
abierta, el vivero del aliento y sus discordias.
A menudo la noche es solo eso en
los objetos del sueño.
Trota el caballo de los mástiles,
el paraguas y sus pájaros negros,
la incertidumbre en los flecos de
los párpados, el final al borde del césped.
En medio de los tantos agobios de
la hoja, el ciprés abierto de la fosa.
Por si acaso, siempre dejo que
las criptas goteen la colmena adentro
de los desasosiegos. (No siempre cuando amanece las antorchas del
día
están encendidas. Ni la palabra acumulada es alimento.)
Ante los sedimentos del terror,
los espejos íntimos de la salmuera.
Barataria, 19.I.2015
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