Imagen cogida de la red
AL BORDE DE LOS SUEÑOS
Algo de flor negra tienen los
lagrimales de este día: rostros amortajados
en el pájaro al borde los sueños.
Ente los límites insepultos del fuego,
en la luz del tráfico sin
salvación a la vuelta del espejo.
(Hemos perdido el pan y toda caricia),
En el manual de los pulgares, las
hormigas decapitadas de la eternidad.
¿Dónde está la puerta, la
ventana, sin uñas? ¿En qué lugar no aúlla el perro flaco
de los ojos, la mesa del luto a
la orden del día?
A veces creo que la tristeza es una
flor irreprimible. (Existe en el violín
indiferente
y la extrañeza. En los falsos márgenes de las fotografías.)
En la sombra de los trenes, le
letra desvanecida de los imanes; pienso
en las vírgenes gótica del
suplicio, en la densidad de los paisajes invertidos,
en las vértebras hundidas del
horizonte.
A menudo los sueños se parecen a
ese hueco de las esquinas, al semáforo
de señales de la boca calle, a
ese himno de agujas del tiempo.
Pese a todo el filo de los
vacíos, hay luz en la lengua del candil.
Hay luz en la rebelión del fuego,
en esa fotografía encadenada al escombro
del pez de los deseos.
Cuando la noche haya
transcurrido, el día otra vez en la página del rocío.
Barataria, 29.I.2015
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