Imagen cogida de la red
ÁRBOL
Cada árbol, desde el horizonte,
es el vocero del viento, invento de la sombra.
No existe otra filosofía: el ojo
escribe en la corteza todos sus atributos,
y revive el río de sed de la
trementina.
No hay otro boceto que perviva en
el mapa de la tinta, alta voz
en la linterna de las raíces. (Desde el comienzo del alba, acomoda el
cierzo
al aleteo, y desprende el aforismo de los rescoldos.)
Si alguien lo duda, respira en el
cuaderno con el escalofrío propio del alfabeto.
Si alguien lo mira, está en los
trenes y después en la ceniza de la palabra.
Si alguien cruje, es el alfabeto
en el paraguas de la página.
Vos, con tus estertores súbitos
debajo de la sábana…
Barataria, 01.III.2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario