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cogida de ojodigital.com
LOCURA
Tot
caçant mosques, una aranya gran,
paret avall, ens parla d'herba.
Joan
Brossa
En los
albores del cierzo la calle sinuosa del aliento y los ventrílocuos a deshora de
una armónica desvencijada la colilla y el ala del humo el laberinto de la tinta
como otra prisión donde están desahuciados
los pormenores del pretérito —nada nuevo ha sucedido desde
entonces desde el entonces del último fósforo encendido en el ijar de la flama
siempre miro el dintel por si amanece un murciélago colgado de la madera a
menudo me desespera el ave agorera que zumba desde la noche a la mañana sin
descanso: pienso siempre en los que se marchan en los que nunca dicen adiós (pienso en los retortijones de la historia
en los días ilustrados del crepúsculo en las cataratas que me provocan lamer
las colillas con riguroso patriotismo) ¿desde cuándo la sed se tornó minusválida
prenda suntuosa? crece el hacinamiento de mis papeles cortados con devoción de
cirujano bajo la mirada muerta de los sueños —debo suponer que los míos y los ajenos— se ve algún cuervo
azotado por la tormenta despeinada de los últimos caminos del bostezo hay todo un espectáculo por cierto en la
afasia contraria a los pensamientos antes del desagüe todo era estupor ante las
aglomeraciones me confundo con ciertos sombreros y paraguas me ahogo en tu
saliva me pierdo por si no lo sabes en la panadería del pubis en la canela de
los encajes en los vegetales de la comida china y en cierta esquizofrenia que
me provoca el silencio sobre el delirio que me dicta la realidad termino de
leer “La invención del amor” y empiezo “El tango de la Vieja Guardia” ya Pérez
Reverte concentra y ordena mis estragos: dicen que la igualdad dejó de ser
fantasma y ahora se viste de colores pero el paisaje me sigue pareciendo amargo
como una pócima de barbasco la quina de los oleajes y galopes me río ¿debo reír siempre como un clown del
cine mudo en el ojal del entrecejo? —mira que me faltas siento tus costillas nómadas en mi pecho la
braga de la primera luna en la ventana hemos acumulado tantas ráfagas que de
pronto ya somos ceniza murmullo en la piedra de la ignición cosas hemos visto y
cosas seguiremos viendo en este otro lado donde se asoman los ojos de los
tiempos venideros —vos conmigo ambos cansados de esperar en este lado de
sombras líquidas cansados de no ser cansados de morir cansados de no
encontrarnos las manos cansados de
ciertos equilibrios es curioso sencillamente todo lo que nos ocurre: ¿a quién
le interesa después de todo nuestra situación personal? ¿quién ve la luna en el
plato de comida? cruzamos el umbral con pretextos el cuello de botella de los
emblemas mordemos en trocitos este tiempo en él sólo tienen voz los analistas
de la política criolla no entendemos la profundidad de la franela ni las gafas
negras que esconden las pupilas en el desenfreno los cuervos también parecen
centellas ¿quién nos resguarda antes de llegar a la escalera de salida? vos
pensando en el sexo decapitado de las sábanas en el vestíbulo donde la noche se
resguarda ¿quién nos avienta hacia la sospecha con uñas de tempestad? ¿quién es
quién en la hora nefasta de los burdeles en la complicidad del olor
nauseabundo? vamos venimos un blues muerde los pájaros moribundos el fuego
largo de los objetos del collage el camino siempre es el mismo de la medianoche
el mismo camino de ciertas falsas ventanas negros azahares de la virtud cuando
el mundo empieza a bailar en caballitos de mar pero vos estás ahí con contornos
y retornos para sacarme de este círculo vicioso de los sentenciados y
devolverme la fotografía de mis pupilas esa velocidad nupcial de las
luciérnagas quizá las palabras nos den los pormenores de los juegos diversos
del paisaje
Barataria, 2014
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