Imagen cogida de la red
VESTÍBULO
Me quedo aquí, resucitado como en
los días finales, a veces en la superficie
amarga de los barcos, lamiendo la
eclosión de las humedades.
—La herida en el costado se ha
tornado inevitable: hay una especie
de motín en el calendario, todo
lo insólito y rutilante del azogue,
el vacío que nos deja el
firmamento.
¿A quién juzgo en este camino de
ventisca y atroces aleteos? ¿A quién debo
esta cruz incrustada, la secuela
de deshechos?
De pronto me doy cuenta que nos
cerca el espejismo y que la salida
es otro duelo a este magma de
desigualdades. (No hay parábola que nos
salve
de la oscuridad ni de este desvelo consuetudinario.)
Barataria, 2014
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